ME MATA SI ME NECESITAS.

 

 

 



 

 

Y. Me escribió el otro día.

Me escribió con esa manera absurda y tan cínica de acercarse como si nada hubiese pasado.

Como si nunca lo hubiese hecho mal. Peor. De culo.

Como si yo no tuviese memoria o tuviese demasiadas ganas de perdonar. 

Con el timpo me he dado cuenta de que los chicos que me gustaron de verdad. De verdad de la buena. Era la tónica habitual porque era mi comportamiento habitual.

Me ganaban las ganas de perdonar. Y por eso, pasaba lo que pasaba.

Ahora ya no.

Me ha llevado muchos años aprenderlo. Comprobarlo. Y sobretodo muchas repeticiones para darme cuenta de que algún día sería el útimo.

Le de dejé sin contestar. Y me siento bien. Hay lugares y patrones de comportamiento a los que ya es tarde para volver.


Me quedan 24h de encerramiento. Menos mal. Porque estaba empezando a perder la cabeza.

Me voy con R a ver el mar.

Me apetece muchísimo. Parar. Frenar un poco después de unos meses absolutamente freneticos y un poco surrealistas.

A veces la vida lleva un ritmo demasiado rápido para coordinarlo con la cabeza y procesar.

te pones a vivir y ni siquiera tienes tiempo de saber qué coño estas viviendo exactamente. Qué coño es lo que está pasando y que rol estas jugando. A veces hay que moverse por inercia y punto.

El mar que voy a ver traerá oleadas de recuerdos de hace siglos. Recuerdos encerrados en un compartimento de esa vida que parece la primera de tres distintas.

Pero de alguna manera ya no me importa. Sigue siendo el mar. Y verlo con los ojos de ahora no me da miedo. Igual solo un poco. 

No tengo previsiones de aquí a un mes ni de aquí a dos. Han pasado tantas cosas que ya no me permito hacerlas.

Antes siempre. Ahora nunca. Es raro. La vida te pone en fases tan aleatorias que ahora parece que toca la de no planear porque sea como sea cualquier plan saldrá de la única forma que no se imaginó.

Es la tónica de este momento de mi vida. 

Ayer Quique tocó en Madrid. Y yo me lo perdí.

Me voy a ver el mar con R. Y luego Agosto. Y luego Septiembre.

Este verano voy cargada de equipaje y ligera de planes, ideas y previsiones.

Voy a ver dos playas que me enfrentan con un pasado y un presente extraño. (Esto solo puedo entenderlo yo). 

Pero voy a mojar los pies. Beber tinto de verano y rebozarme en la arena.

Nada más.

Porque por el momento solo quiero estar en el lugar y en el instante. Y no quiero planes más allá de eso.


Estoy intentando volver a escribir. Varias cosas a la vez. Inlcuso aquí.

Sigo leyendo. Eso siempre. 

Joder. Cuánto me hubiese gustado ver a Quique ayer.


L.







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