AL DÍA SIGUIENTE Y DESDE ENTONCES.
"Que sigo teniendo su acento de niña y de madrid
que nunca me mudaré allá dónde duerme su tumba
que lloro mucho,
tanto,
que estoy tan triste,
tanto,
que podría convencer a cualquiera de que no es para tanto.
Que aceptaré su muerte en Septmarzo del 2029
y que sólo entonces,
un día al azar de esa semana
(será lumingo)." - IRENE X.
A las ocho y cuarto de la mañana te
escurriste entre mis brazos para siempre.
A las nueve y algo estaba eligiendo algo
tan estúpido, doloroso y asquerosamente irrelevante cómo el color de la caja
dónde te iban a meter.
A las once les pedí que me dejasen sola
en la puerta del hospital.
Con un café, con un cigarro y con el
pulso de una enferma de párkinson me senté en el mismo banco dónde durante seis
días lloré para poder subir sonriente a tu habitación después.
En el mismo banco dónde veinticuatro
horas antes grité después de que por primera vez, como si me hubiesen
considerado adulta por primera vez,
-“Tu
padre se muere”.
Y allí me quede en silencio.
Pensando que aún podrías notarme cerca
mientras te hacían lo que sea que hacen a los seres hermosos que dejan de
respirar.
Porque igual estabas sufriendo.
Porque igual te sentías solo.
Porque igual tú también tenías tanto
miedo como yo.
Y así, al menos, notarías a tu niña,
allí, a tu vera, verita siempre, hasta el final.
Incluso cuando el final ya había llegado.
A las dos de la tarde se me desgarraba el
alma y las vísceras por los ojos en formato lágrimas sobre el vientre de mamá.
-“Cógeme
fuerte porque no me aguanto.”
-“Cógeme
fuerte porque qué será la vida ahora”
A las cuatro y algo montaba en un taxi.
Se entiende por asfixia la suspensión de
la respiración y las funciones vitales.
Yo lo entiendo como quince de Noviembre a
las 19.00h. Tanatorio de las Rozas.
A las ocho y poco me envolvía fuerte en
Nica porque nunca pensé que te diría adiós a ti antes que a ella.
Porque tuve que agarrarla para pedirle
que no se fuese nunca. Que a su nieta se le acumulaba el abandono entre las
manos.
A las nueve de la noche había dejado de
comprender el mundo.
Y a las nueve menos algo también había
dejado de comprender las condolencias de personas aleatorias que entraban y
salían.
A las diez, el aturdimiento absoluto. El
noqueo brusco.
A las once y pico brindé a tu salud pero
no me encontraba el corazón.
A la una de la madrugada besé al único chico
que podría haber besado un día como aquél.
Pero no era nada mío para pedirle que me
abrazase tan fuerte como para no sentir que no sentía nada.
Tampoco pude pedírselo antes, porque
nunca estaba cuando yo caía.
Pero claro, antes tú vivías y ningún golpe
hubiese resultado mortal.
Al día siguiente y desde entonces, no me
he vuelto a reconocer.
Al día siguiente y desde entonces, el
dolor es un manto cosido por dentro.
Al día siguiente y desde entonces,
clausuraron todos los cines dónde ya no repondrán secuelas de las películas que
nos quedaron por ver.
Al día siguiente y desde entonces
reconozco la valentía recordando que una vez tuve que sostenerme firme frente a
tu ataúd.
Al día siguiente y desde entonces, sigues
guardado “Papi Móvil” y no me atrevo
a entrar y mucho menos a borrar.
Al día siguiente y desde entonces, no sé cuantas veces vomitaré el día de tu
cumpleaños cuando no pueda abrazarte.
Al día siguiente y desde entonces, no sé
como sobreviviré al mío sin ti.
Al día siguiente y desde entonces, me
quito la vida un ratito si escucho “Princesa”
de Sabina.
Al día siguiente y desde entonces, Madrid noche se ha incendiado y solo vuelvo a
ser gata si me preparo en algún baño.
Al día siguiente y desde entonces, todos
los versos llevan tus ojos.
Al día siguiente y desde entonces,
“Celtas corto”, “Los Secretos”, “Sinatra”, “springsteen”, Joaquín”, “Antonio
vega” y varios más son asesinos a sueldo si se cuela una canción dónde yo
estoy.
Al día siguiente y desde entonces, Mamá
vuelve de la guerra.
Al día siguiente y desde entonces, Mamá se rompe los brazos batallando mis
ataques de ansiedad.
Al día siguiente y desde entonces, Carlos
es hogar.
Al día siguiente y desde entonces, Carlos
y Mamá, gracias.
Al día siguiente y desde entonces, “Cassie la chica más bonita de la ciudad”
me pulveriza la memoria cuando resuena tu voz:
“Es
mi cuento favorito. Te lo leo, tú también eres Cassie”
Y los tres libros de Bukowski que me
regalaste la última vez que fui ovillo en tu pecho antes de contemplarte
postrado en esa cama, siguen escondidos hasta que pueda hacerles frente.
Al día siguiente y desde entonces, cada
noche ansío correr rápido y dormir junto a tu lápida.
Entonces me doy cuenta de que no existe
cementerio al que llevarte flores.
Al día siguiente y desde entonces, peleo
muy fuerte por ser quién tu ya sabías.
Y seguir siendo en quién tú confiabas.
Al día siguiente y desde entonces, te
quiero tantísimo como antes.
“Hasta el infinito y más allá, como Buzz Lightyear”. Ya sabes.
Al día siguiente y desde entonces, no
existe un solo minuto en el que no me acuerde.
Al día siguiente y desde entonces.
Eternamente tuya, Papá.
Precioso
ResponderEliminarLucua que bello. Le has puesto palabras a los sentimientos. Sentimientos y sensaciones que entiendo y he vivido. Yo no supe relatar lo que vivi, solo supe llorar y gritar. Asi que hago mías tus palabras. Un abrazo grande preciosa Lucia.
ResponderEliminarConmovedor.
ResponderEliminarEres una mujer maravillosa y fuerte. Te mando cien mil abrazo y muchísimo amor valiente.
ResponderEliminar