EL HOMBRE QUE CASI CONOCIÓ A MICHI PANERO.
- ¿Qué nota musical le asignaría al amor?
- Hala, a ver cómo respondo a eso sin parecer gilipollas. Le asignaría un La muy, muy, muy, sostenido. ¿ves? Parezco gilipollas.
[MI PARTE FAVORITA DE UNA ENTREVISTA A NACHO VEGAS]
Él manifestaba desastre.
Fue chucho malherido incapaz de salir
intacto de ninguna batalla vital.
“Para ser feliz es preciso no saberlo” y
las niñas tristes te necesitábamos.
Le hiciste el amor a mil seiscientos
versos con los que me tumbé en la cama.
Tus ojos favoritos siempre confundiéndose
con guillotinas y claro, como no íbamos a dudar si morir o matar.
Podrías haberme susurrado “Blanca”
mientras bailaba sobre barcos de papel en algún baño de Madrid. Pero tu voz
sonaba lejos en el jardín de la duermevela desde el que no supe hacerte llegar
hasta mi.
Si me trajeses crisantemos tal vez
hubiésemos podido componer una canción.
Volverá cuando no le hagas falta pero
¿qué pasará conmigo?
Mis caballos también han dejado de girar
y aún no me has deseado que me vaya bien. Tampoco nos hemos encontrado en la
feria.
Miss C. Que bonita debes sonar cuando él
contigo. Mi envidia es solo una manera de recordarte a ti que te llevaste las
estrofas.
“A este chico solitario no me tengo que
acercar” y como experta enamorada del error cumplí con aquel verano fatal. Y lo
fue. Y luego Grecia. Y el libro. Y aquel verano fatal.
Aquel verano.
Fatal.
No le volví a ver. Ayer hará ya una
eternidad.
Por supuesto te contaría que no consigo
entender porque me importaba tanto.
Y supondré que después Cristina y tú no
me creeréis. Menos mal.
Tengo tres canciones favoritas y llevan
tu nombre.
Morir o matar.
Me he perdido.
Brujita.
“Sin ti el mundo está mal hecho”. Como
nadie nos enseñó eso en la escuela.
Lo de que toda la poesía pueda caber en
siete palabras.
“Sin ti el mundo está mal hecho”.
Jamás lo escuché en boca de nadie pero
puedo jurar que de haberme pasado me habría quedado en esos labios para
siempre.
Joder.
Que difícil se lo has puesto a los demás.
Algún día voy a dejar estas cartas. Y me
concederé la licencia de escribir como postdata:
“No lloro por ti.”
Fíjate Nacho. Cuanto más enamorada, mejor
mentirosa.
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