GIMME SHELTER




"La Guerra es ocupación más propia de bestias que de hombres." - 
Juan Luis Vives.


 

No puedo entender una lluvia química de Cloro y Gas Sarín sobre cuerpos inocentes condenados a empaparse de un agua mortal.
No puedo entender que la única música que aprendan los niños que nacen en un País como Siria sea el de las bombas que destrozan sus hogares y sus familias.
No puedo entender la imagen de un crío de tres años ensangrentado que tampoco entiende nada salvo que le duele todo, que tiene miedo, que no sabe lo que es jugar en un parque antes de merendar porque allí hay que dar las gracias si tienes algo que llevarte a la boca más de dos días seguidos.
No entiendo que una madre acueste a sus hijos sin saber si mañana podrá volver a hacerlo o estarán muertos.
No entiendo el agua contaminada que se ven obligados a beber porque la sed no se extingue sola a pesar de que un sorbo pueda ser causa de millones de virus, infecciones o enfermedades que acabaran con ellos.
No entiendo la cifra de setenta civiles asfixiándose porque unos cuantos que pueden respirar sin problema y peor aún, sin culpa, decidan acabar con el derecho a la vida de una población.
No entiendo las imágenes de un padre que llora desesperado sujetando en sus brazos el cadáver de un hijo que no ha podido llegar a celebrar su primer cumpleaños y que tampoco llegará a decir “Papá te quiero.”
No entiendo que ese padre corra hacia ninguna parte suplicando ayuda. Una ayuda que no llegará porque aún no sabemos resucitar bebes muertos. Ni seres humanos muertos.
Voy a corregirme. Asesinados.
Asesinados brutalmente. Descarnadamente.
Asesinados.
No entiendo a los políticos que nos aleccionáis como si fuésemos un rebaño de gilipollas que seguiremos votando en las urnas por el siguiente salvador del pueblo.
Salvadores que aceptan que el precio a pagar por el petróleo de un país sean las vidas humanas que haya que cobrarse para conseguirlo.
No entiendo lo que esta pasando en Siria.
Como no entiendo lo que pasó en Irak.
Como no entiendo que no se entienda que los refugiados se llaman así porque están buscando refugio ante el horror, ante la duda de si conseguirán vivir veinticuatro horas o quizás dos.
Tampoco entiendo a los dictadores que nunca han mirado a los ojos a la madre, o al padre de los infinitos niños a los que han dejado huérfanos.
Ni puedo entender a quién no le tiembla el pulso antes de apretar un gatillo directo a la sien de un pelotón humano al que tirotear en cadena dejando un río de sangre que escribe a su paso: Inhumano.
¿Quién nos ha concedido el derecho para matar?
Que baje ese dios en el que creéis y me vale cualquiera de cualquier cultura para explicarme donde se firmó que matar, asesinar, torturar y despojar al ser humano de cualquier ápice de dignidad es válido.
No puedo entender ver a la niña que yo también fui hace once años gritar de espanto porque mientras yo volvía del colegio a su edad, paseando tranquila de la mano de mi abuela comiendo un helado, ella vuelve sin abuela, de un colegio que pronto será derribado por la siguiente bomba y no sabemos si encontrará una madre muerta o un padre desaparecido, encarcelado o quizás torturado hasta que olvidó su propio nombre.
Hasta que su hija se acerque a besar las heridas de un rostro desfigurado en el que solo queda temor y mucha ira en unos ojos que lo han perdido todo.
No entiendo que nacer en determinadas partes del mundo implique una sentencia de muerte por anticipado. La experiencia del terror día a día.
No entiendo que con seis años haya niños cargando fusiles.
No entiendo a quién no tiene mano, ni brazo ni piernas porque no supo donde pisar en un campo de minas.
No entiendo el olor putrefacto que comienza a desprender el mundo.
No entiendo porque últimamente caen lagrimas de mis ojos constantemente cada vez que veo los telediarios.
No entiendo en qué nos estamos convirtiendo.
No entiendo esta destrucción a mansalva, este aniquilar, este dejar de ser persona para convertirse en monstruos.
No lo entiendo y me repugna. Y me duele. Y me cabrea. Y me apena.
No lo entiendo y me avergüenzo de la condición humana.
No lo entiendo y recrimino esta cloaca mental, este sin escrúpulos constante.
No lo entiendo y lo condeno. Y lo seguiré haciendo.
Theodor Adorno dijo una vez:

“No se puede escribir poesía después de Auschwitz”

Me parece que después de nosotros. Después de este legado de mierda que estamos dejando.
Será nuestra propia especie la que acabe por extinguir la poesía.
Porque después del ser humano criminal, solo quedarán muertos, gritos y sangre derramada en las orillas de un lugar al que hemos llamado Tierra.



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