MORFINA EN LA BOCA
Apareciste como si todo
Y de la nada
Proclamando tu reino de olas y lunas
llenas
Luciendo el corazón de Keith Richards
La garganta de Patty Smith
Y los ojos de una aventurera de ocho años
Ojiplática selva negra
Tratando de esconder el verde
Por temor a la esperanza.
Y sí, lo sé, que tú eres
Y yo, yo acabo de llegar
Y no sé nada
Pero ahora, mientras le prendo fuego a
este papel
Te confieso que voy a pagar esta ronda
Y daremos con la canción de la historia
Vas a contarme de qué huyes
Qué no te dieron nunca
Y vamos a apostar jugarnos a suertes
cincuenta siguientes.
Pactemos perdernos siguiendo los mapas
que nos hagamos
Y sólo sepamos sacarnos las uñas.
Hablemos sólo en susurros
Y aspiremos a que hasta con eso
Se tapen los oídos el resto.
No vamos a creer en nada que no podamos
ver
Pero antes vamos a enseñarnos el mundo
entero
No quiero que nada cambie
No quiero ni una raya de menos en tu
camisa de tigre
No quiero ni una gota de saliva que quede
a medias en la garganta.
Apareciste como si todo
Y de la nada
Proclamando tu reino de olas y lunas
llenas
Luciendo el corazón de Keith Richards
La garganta de Patti Smith
Y los ojos de una aventurera de ocho años
Que acaba
De descubrir
El secreto.
- PABLO BENAVENTE
Hoy me sangraba la vida por todos lados.
Creo que desde el uno de Septiembre lleva
pasando pero no he querido escucharlo.
Porque a veces la realidad duele. Duele
tantísimo que es mejor hacer oídos sordos.
Mi realidad es que en Septiembre te
diagnosticaron y dejamos de vernos.
Porque yo tenía un TFG que me traía loca
y tú que me conocías como a nadie sabías lo que hubiese implicado contarme algo
así.
Porque habría abandonado TODO por ti. Y
hubiese sido feliz haciéndolo.
Pero tú antepusiste el futuro a mi.
Si no conseguía acabar la carrera a tiempo después de tu partida hubiese venido
la ausencia.
Y eso, no era compatible con terminar
nada.
Asique ahora, durante Septiembre y
Octubre, durante mi cumpleaños en el que no estuviste para que no viese que mi
superhéroe se había hecho delgadito y frágil, me toca pensar en los sesenta
días extra que hubiese tenido a tu lado.
Hubiese
dado mi puta vida entera por estar contigo sesenta días más Papá.
Asique claro, yo que nunca me resistí a
ningún vicio, me veo ahora, saliendo y bebiendo para silenciar la cabeza.
Pero llegan Los Domingo siempre a
incordiar y traer la realidad.
Entonces no puedo escapar de mi cabeza.
“¿Quién
va a salvarme a mi de mi cabeza? Eso te lo solía
preguntar mucho.
Pero tú siempre me veías una gata y
además añadías:
Ojo, una gata NO perdida.
Ahora sí que lo estoy.
Tanto que he dejado de lado el centro.
El Madrid que nunca duerme.
Mis antros baratos de música en directo.
Mis jammings
de poesía.
Mi Madrid. Mi Madrid.
Porque esa es mi esencia. Como era de
esperar teniendo a los padres que tengo.
De
padres gatos hijos miau ¿no?
Y digo tengo porque hoy, hecha mierda
solo he podido ir a un lugar a curarme. A una zona.
A la capital que yo conozco.
Entonces he recordado quién soy y de
dónde vengo.
Te he recordado a ti. He ido al karaoke
dónde bailamos y cantamos (yo siempre desafinada) nuestro Princesa. Nuestro Calle
Melancolía.
Te llevaba conmigo a perdernos por el
centro como también llevé a otra persona.
Creo que cuando amo mucho, os pierdo por
ahí para que compartáis conmigo el lugar donde resguardo mi corazón.
Haciendo revisión general sé que soy una
tía afortunada.
Hoy necesitaba curar de la manera que
fuese el dolor que durante tres meses me espera.
Le he pedido a Pablo que me regalase un
poema.
Un poema que cómo le he dicho, si alguien
escribiese algo parecido, tres cuartas partes de bueno, ya me tendría suya de por vida.
Ojalá inspirar a alguien para crear
versos así.
Su respuesta me la reservo. Pero me ha
sacado una sonrisa de aquí a Lima.
Y eso, que uno de mis poetas favoritos,
con él que aún me quedan muchas noches que compartir me haya “regalado” mi
poema favorito, directo desde su escritorio.
Que me haya mandado más cosas que son top secret y que curan el alma de
cualquiera que las lea, eso, son cosas por las que la vida te recuerda que
merece la pena seguir en ella.
Necesitaba salir de casa.
Porque no me llevo muy bien con mis
sentimientos últimamente.
Porque todo a cambiado mucho.
Y cuando digo todo probablemente me
refiera a mi.
Entonces ha aparecido ella, que ya me
conoce, para ofrecerme hacer lo que me de
la real gana.
Y me he ido a uno de los miles de lugares
que tenía olvidados a posta porque volver implica acordarme de muchas cosas.
De ti que ya no estás. De las infinitas
veces que te conté lo que recité allí.
De las veces que juntos nos perdimos.
Implica acordarme de otra persona a la
que quise abrir mi mundo después o mientras le abría el corazón y nunca lo
quiso.
Cuántas veces me senté allí contigo.
Siempre que veo ese escenario me acuerdo de que una vez, porque amaba todo lo
que tú creabas, yo quise que lo compartieses con el resto y nos subimos juntos.
Implica recordar que ya no te lo pido
porque después de mucho tiempo comprendí que no querrías jamás apostar por
nosotros como yo lo hubiese hecho.
Y con todo eso en la mochila y después de
varios findes saliendo por lugares divertidos pero que no me representan, me he
armado de valor para recordarme a mi misma, dónde sigue estando mi corazón.
A dónde pertenezco.
Y sí. Pertenezco a las copas sin control.
Y me gusta.
Pertenezco a Malasaña, Latina ardiente, Huertas, Centro de Madrid.
Poesía, cantautores, Música en directo y
micro teatro.
Aún necesito tiempo.
Creo que es normal que de momento huya de
quién era y dónde iba hace un año.
Pero volverme a ver ahí hoy, ha sido lo
único que podría haber sanado un poco esta herida que no se cierra.
Esta herida que lleva tu nombre y sigue
pidiendo por las noches a la muerte que me cambie por ti.
Te canto todos los Sabinas a voz en
grito.
Leo a Montero ahogándome en lágrimas.
La cago perdiendo el control de lo que
bebo sabiendo que desde Nunca Jamás
encontrarás la manera de perdonarme.
Intento amar la vida y ser la mujer
entera con chupa negra de tipa dura de la que siempre hablábamos.
Mi
chica decías tú al referirte a mi.
Mi
gata valiente.
La
mujer de negro.
La
niña Rocknroll con corazón agrietado.
Nadie hablará nunca de mi tan bonito como
tú Papá.
He perdido tantas cosas desde el año
pasado.
Joder siempre que hablo de cosas me pasa lo mismo.
Me la traen al pairo las cosas.
Creo que quiero hablar de personas.
Te he perdido a ti y he elegido perderle
a él porque nunca fue mío.
(Quizás esto último entonces no se puede
elegir, solo se puede decidir).
Y no miento si digo que mil veces al día
pagaría por volver a perderme con cualquiera de los dos.
De formas diferentes por supuesto.
Pero al fin y al cabo, el corazón se entrega
pocas veces y tú el mío lo tuviste siempre.
Y él, durante muchos años.
Hay un libro que me he leído este verano
porque es de los favoritos de mamá y dice algo así como:
Una ciudad es un mundo cuando se ama a uno de sus
habitantes.
Es una gran verdad.
Porque esta ciudad tiene lugares que
quizás aposta relaciono con dos personas.
Y me duele doble porque ninguna de las
dos está.
Cuántas cosas sin sentido te escribo papá.
Cuántas cosas que tendría que poder
contarte.
Cuánto ha cambiado en mi desde que te
llevaste la mitad de lo que era contigo.
Te quiero calvito.
Acuérdate siempre por favor de lo que te
dije en aquel ultimo beso mientras te dormían para siempre…
Eres el mejor
Papá del mundo.
Tú y yo,
siempre nos encontraremos en la segunda estrella a la derecha.
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