UMMAGUMMA
Hoy he ido con tío Jorge a la exposición
de Pink Floyd en IFEMA.
Mi tío Jorge en realidad no es mi tío
como tal. No por sangre. No es hermano de mi madre o padre.
Pero es más aún.
Es una persona que me he cuidado desde
que abrí los ojos al mundo.
Desde que tengo memoria él esta en todos
mis recuerdos. He crecido a su lado.
Le admiro y le quiero infinito.
Incondicional.
Es un hombre que sabe de todo. Y cuando
digo de todo oídme bien, es de todo.
Apasionado de la música a niveles
inconcebibles.
Lector vocacional.
Amante de la física, la ciencia y las
matemáticas.
Culto hasta decir basta.
También es lo opuesto a mi. Porque yo soy
visceral. Irracional la mayoría de las veces.
Me muevo por lo que me piden las entrañas
y así acabo hecha pupa a veces claro.
Pero es quién soy.
Lo maravilloso es que también estoy
llenita de ganas de aprender.
Eso es de siempre. Me ha puesto muy
nerviosa toda la vida la gente que sin saber hace que sabe.
Me gusta preguntar. Y no tengo problema
en decir que soy lectora ferviente.
Que soy amante del cine y las películas
en blanco y negro.
Que me encanta que se me erice el pelo
con las canciones.
Pero hay tantas cosas que desconozco.
Tanta información que se me escapa.
Y me gusta preguntar. Y debatir. Pero no
me gusta hacer que sé.
Porque sinceramente y esto lo hablaba con
Papá mucho, eso te acaba condenando a un ridículo innecesario.
¿Qué hay más bonito que enseñar de las
cosas que te gustan y te apasionan a otro?
Pues en mi opinión, que el otro tenga la
modesta necesidad de preguntarte al respecto.
Y yo a mi tío le bombardeo a preguntas.
Hemos quedado un ratito antes para irnos
a tomar un café y que me ponga al día de la historia de Pink Floyd.
Yo llevo enamorada años de Syd Barret.
Igual que de muchos otros como Kurt, J.Morrison,
sid vicious, J.cash, Dylan y un larguísimo etc
La historia de Syd la conozco. Pero la de
ellos, como grupo. Cómo forma de hacer música, como álbumes, esa se me escapa.
En quince minutos hemos hecho un
recorrido musical para estar un poco “puesta” en lo que iba a ver.
Y hemos entrado.
Justo antes de entrar me ha regalado las
obras completas de Sarah Kane.
De mis autoras favoritas.
Y ya me he emocionado porque tito sabe
exactamente que regalos hacerme.
Porque esas son las cosas que a mi me
mueven.
Cuando una persona me regala un libro
porque sabe exactamente que tipo de regalos son los que me van a hacer el día.
Porque
al final, acertar con un regalo no deja de ser una manera de decirte te conozco.
Os voy a hacer un poco de recorrido a
través de mis ojos de la expo.
A mi no me gusta estar con el móvil en
estos sitios.
No me gusta subir a las redes todo lo que
veo.
Para posturear valemos todos. Pero coño,
si lo que quieres es vivirlo y enterarte aparca el móvil colega.
Yo, en este caso, porque me gusta compartir
y me gusta tener un espacio donde podáis acercaros a mi, sí he tenido el móvil
para cosas puntuales.
Aquellas que me han movido especialmente.
Porque eso me parece una manera de que
viajéis conmigo por la exposición parando en los lugares donde se ha parado mi
corazón.
Y luego ya, si os mola, os vais y la veis
vosotros por si queréis hacer un álbum de fotos.
A mi eso no me gusta.
Vale. Pues aquí el recorrido:
Nada más empezar. Un collage de íconos
mires por donde mires.
Bogart, Hendrix, Dylan…
Era una de las portadas de una revista de
época.
Aquí empieza lo bueno.
Una de las cartas que Syd le escribió a
su novia.
Dibujo la primera furgoneta Bedford que
compraron por 20 libras y escribió:
“Pequeña, esta es la carta que te escribí la semana pasada
para ti y sobre ti.
Me parte pensar en lo preciosa que eres – tu cuerpo,
tu cara, tu voz. Todo es bonito.
Intenté hacer esta carta bonita también.
¿Lo es, verdad?
Aunque no me gusta la parte negra en el lado
derecho. Eso es un error. La parte con la flecha quiero decir.
Gdhieghdwehideihdhiwebhwbehfhqwvfhvfvrfqevfgev (Esto literalmente esta
así en la carta)
Escríbeme y cuéntame sobre stevenage si te apetece
pequeña.
Cuando regresé a Londres esta noche, los otros
habían pintado una franja blanca, que queda muy bien en la furgoneta, con
nuestro nombre dentro.
No puedes ver el nombre porque es muy pequeño.
No puedes verme a mi porque estoy detrás”.
Os la he traducido entera.
Me encanta.
Me puto encanta.
Porque es sencilla. No es cursi ni
enrevesada. Es simple.
Natural.
Y me gusta recordar que a veces el amor
lo es.
Que sin decir nada del otro mundo estas
diciendo lo más grande.
Me acuerdo de ti. Cuéntame tu también,
tengo ganas de saber que haces.
Sencillo.
Aquí os dejo a Syd.
Solo por el hecho de que siempre he
estado enamorada de él. Un poquito.
Sin juzgar lo que le sucedió. Sin juzgar
la cantidad de ácido que tomaba.
Pero le veo la cara. La sonrisa y
sobretodo, como siempre los ojos.
Los ojos de los chicos que me gustan
siempre son junto a las manos la primerísima razón por la que me gustan.
(Hablo a nivel físico por supuesto).
No puedo dejaros por aquí un vídeo en el
que se habla de él.
De su esquizofrenia por las drogas. De su
desastre personal de hospital en hospital.
De cómo tuvo que dejar la banda siendo un
letrista maravilloso.
Pero os dejo escrito la parte del video
con la que yo me he quedado.
La idea romántica es que una persona creativa
Se siente atraída por una idea tan potente
Que seguirá esa idea
Sin tener en cuenta el precio a pagar.
Yo no pretendo justificar la
autodestrucción de nadie.
Pero supongo que como muchos otros, su
cabeza también era una bomba de relojería que nunca supo, ni ojo eh, quiso
manejar de otra manera que no fuera hasta inmolarse.
Y esté bien o esté mal, Syd, de los
componentes de Pink Floyd, es mi talón de Aquiles.
Esta es la guitarra de Syd.
Me ha flipado.
Me mola mucho porque es negra. Y por
algún motivo (J. Cash le pasabada lo mismo) el negro es mi color favorito.
Por otro, porque todas las guitarras
negras que he visto me vuelven loca.
Es un color que puede decir mil cosas y
eso me gusta.
Por otro porque en este caso también es
blanca.
Y me transmite (en mi propia paranoia
mental, esto no lo decía la exposición) la dualidad que el mismo tenía.
Aquí hay un poco de mi manía por
idealizar a algunas personas. Vale.
Pero joder pensadlo.
El negro y el blanco en el instrumento
que más ama.
En su herramienta para transmitir.
El Yin y yang entre sus manos.
¿Se entiende lo que quiero decir?
Que igual solo le molaban esos colores.
Que sí.
Pero yo prefiero mi versión. Sobre todo
teniendo en cuenta quién fue él.
Esto es quizás de lo que más me gusta.
Mi canción favorita de este grupo es Wish you were here.
Y no, no la compuso Syd, sino que se la
compusieron a él.
Y aquí se viene porque me pone los pelos
de punta además de por supuesto la letra.
Porque yo también wish you were here papá. Tanto. Tanto.
Porque todos hemos wish you were here a alguien.
Bueno, pues la historia es que la banda
no pretedía hacer un disco en concepto de “ausencia” (otra palabra para mi
diccionario porque me parece preciosa.)
Y de hecho Roger Waters dice:
Empezamos a construir juntos “shine on you crazy
diamond” y nos produjo un fuerte sentimiento de melancolía… y yo me puse a
escribir sobre la caída de Syd.
Sobre
la caída de Syd. Repito esas últimas palabras.
Y esto me mueve tanto porque uno de mis
primeros tatuajes en mi muñeca es la palabra melancolía.
Y lo tengo por varias cosas.
Porque hay una película de Lars Von Trier
que habla de un planeta llamado melancolía que destruye el mundo. (No pretendo
que lo entendáis. Pero si me habéis leído hasta ahora en general, lo haréis.)
Dos, porque me dibuje tres palitos junto
a la palabra que somos mi padre, mi madre y yo.
Mucho antes de que tuviese que despedirme
de ti papá y estar condenada de por vida a este sentimiento. Puto karma.
Tres, porque toda la vida, y esto lo he
hablado con mamá y con papá mucho he sido melancólica.
Es una buena descripción mía. Porque cualquier tiempo pasado fue mejor y
también porque a veces echo de menos cosas que todavía no han pasado y que
muchas veces nunca pasan. Y me las imagino. Y como dice esa maravillosa cita de
la película Princesas “iban a ser tan
bonitas”.
Comprenderéis porque Wish you were here es uno de mis temas favoritos.
Luego quería contaros porque esa imagen
en concreto.
Ese triangulito que veis y que seguro que
muchos identificáis con el grupo, tiene una explicación.
Y a mi me parece preciosa.
Observad a la izquierda de la foto, los
siete colores del arcoíris incidiendo en un prisma invertido.
A la salida un único rayo de luz blanca.
Ese rayo incide a su vez en otro prisma que lo descompone en siete rayos de luz
de colores. Los del arcoíris.
Pues esos siete rayos son los mismos que
entraban por la izquierda.
Por
tanto es un ciclo o un bucle infinito.
Bueno
pues seguid atentos. El álbum donde se encuentra la canción de Wish you were
here y que tiene como caratula este dibujo que es he explicado se titula: EL LADO OSCURO DE LA LUNA (The dark side of
the moon).
Si esto no os pone los pelos de punta
como me los pone a mi.
Pues joder, no me caéis bien.
Es broma, por amenizar un poco la chapa
que os estoy dando.
Pero joder, es arte al milímetro. Es arte
en cada pequeño detalle. Y es alma.
Es volcar el alma.
Y repito los análisis que yo sola saco de
las cosas que me mueven especialmente.
Mi canción favorita que habla de la
ausencia, en un álbum cuyo dibujo reprenta el lado oscuro de la luna y
sobretodo como se general ese ciclo o bucle infinito.
Porque la ausencia puede ser infinita.
La mía de ti Papá por ejemplo lo será
para siempre.
La de Roger Waters por Syd, también.
Tú caída Syd, también.
Aquí Roger waters mientras toca “Wish you
were here” y de nuevo con guitarra negra.
Como me puto gustan las guitarras negras
joder.
Esta es la caratula pero solo para la
canción de Whish you were here” no para el albúm en sí.
Un hombre dando la mano a otro que esta
ardiendo en llamas.
No necesita mayor explicación.
Dádsela vosotros.
Yo tengo miles. Mías. Pero bueno, ¿la
ausencia nos arde a todos verdad? ¿La ausencia deja cenizas? ¿El fuego hace
desparecer, quema y arrasa? No sé, yo me hago preguntas a mi misma. Vosotros
debéis haceros las vuestras.
En esta imagen veis los conciertos en
directo del grupo.
Eran una burrada. Excéntricos a veces.
Llenos de espectáculo.
Llenos de metáfora en formas de monstruos
gigantes o muros destruyéndose ahí en directo delante del publico.
Creo que esto me gusta tanto porque me
imagino como sería estar ahí.
Y qué compañía elegiría.
Algún día le regalaré a alguien a quién
amé un concierto así.
Entradas para coger un avión en otro
jodido país para irnos a un concierto en directo de una banda así. A un
concierto locura. A un concierto mítico.
Como soy un poco Antoñita la fantástica
pues me imagino por ahí, con la persona que llegué a ser la adecuada alguna vez
en mi vida y joder, es la hostia.
Y como me parece la hostia aquí os lo
dejo.
Estas dos imágenes que veis son la carta
y el diseño de la portada de una de las canciones que Roger Waters le hizo a su
padre. Su padre murió en la segunda guerra mundial.
La imagen del soldado con el cuchillo
clavado a la espalda es atroz.
Es jodidamente atroz.
La carta es bestial.
¿Oh Maggie, Maggie, Qué has hecho Maggie?
Le escribe Roger a Margaret Thatcher en su momento.
La carta es heavy también.
En este caso además, el nombre de Maggie siempre me produce algo
especial.
Tiene una cierta vinculación conmigo por películas, personajes,
libros, canciones y mi propio blog o pseudónimo cuando escribo es ese. Maggie.
Asique la última frase me ha encantado. Totalmente fuera del
contexto real en el que se escribe claro, que es bastante terrible y no me
gustaría ser jamás esa maggie.
Pero la frase en sí, joder, podría ser un buen comienzo o cierre
de canción para una Maggie que se te cruza por la vida alguna vez.
Ahí estoy yo, disfrutando como una enana y mi tío que me ha sacado
con los cascos que explican la expo y además te ponen unos temones cojonudos.
Y luego, él y yo con nuestra chela de después.
Y felices.
Porque ha convertido un día quince papá, ese puto reloj
despertador, en un día maravilloso.
Porque el arte y la cultura. Aprender, preguntar y conocer, no
dejarán de ser cosas que me vuelven terriblemente feliz.
Personas como mi tío también tienen la capacidad de volverme
jodidamente feliz.
Te admiro mucho George. Mucho.
Ojalá Papá. Ojalá siguieses aquí. conmigo.
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