REBECA DE WINTER





"Si has entrado y no he mirado
que sepas que ha sido forzado
muchacha, tienes ojos tristes
y no quiero maldecirte
Nunca dejes que te digan
que eres una resentida
yo sé dónde has estado
yo sé cuánto has amado"

Sentado en el Bar (Modo Avión)







La Dama de las Nieves,
la Diosa de la Discordia,
la Némesis moderna
y la antigua Lilith,
de todos los cargos electa
por clamor popular,
varias veces condenada a muerte
por el defensor de los derechos humanos
y fugitiva convicta,
se muestra,
quién lo diría,
débil y vulnerable,
dormida como un cachorro
en el regazo,
de nuevo en el anzuelo
de tu cama.

Debes creerte muy listo por eso.

Es como si te viera la cara a escondidas.
Como si, cuando tu te piensas que duermo
no durmiera y te vigilara
desde mis pestañas espesas, inquietas,
con la daga debajo del colchón.

Sin embargo es verdad que duermo.

Yo, la uno con seis,
la más buscada,
la Rebeca de Winter,
la siempre perfecta e incomparable
Rebeca de Winter,
la nunca difunta Rebeca de Winter,
no me acostumbro a dormir
con un ojo abierto
y en noches como esta me abandono
y me descanso en tí...
y te dejo mirar...
y te dejo mirar
e incluso acercarte
como una gacela se acerca confiada
cuando la leona duerme.

Y por eso tú te crees menos gacela
o a mí me crees menos leona
y desafías los límites de la naturaleza
y tientas..
y hurgas...
y juegas a pillar.

¡A mí! A la Sadayako,
a la segunda rueda cuadrada,
a la góndola sin remo y sin Venecia,
a la gárgola sin Démona,
a la enésima gota que colma.

Cuatro veces estratega honorífica
de mi ejército de pájaros,
delegada sindical de los poetas no leídos,
abogada de los nuncas
y alta representante de la escuela cínica,
esta vez a título propio
por el simple hecho
de que están todos muertos.

No es moco de pavo.
Me gusta la ambición y tú tal vez
seas la más ambiciosa
de las gacelas.

Y es verdad que duermo.
Que duermo profundamente
y te dejo hacer y deshacer
entre mis zarpas y tu paz herbívora,
y en cada una de éstas
te hago consorte,
rey de la selva,
y paseas por tus dominios orgulloso
y te muestras complaciente
y en ese vacío legal nos amamos
contra natura,
contra todo pronóstico,
contra toda ley que no sea
la de la jungla.

Y por eso,
por eso tú
te crees menos gacela
y a mí me crees menos leona.



                                  Gata Cattana.

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