FLAQUITA TE ECHO DE MENOS ME SALE RECORDAR Y SACUDO LA CABEZA COMO UN ANIMAL
Y de mis pequeñas cosas que las oigo susurrar
se preguntan y me increpan
¿quién trajiste hoy a dormir?
venga dile que se vaya esto no es ningún hotel
yo les digo que se callen
yo les digo ¡que os calléis!
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Pienso en ti en tu nueva casa,
pienso que piensas en mi
"flaquita te echo de menos"
me sale recordar
y sacudo la cabeza como un animal
Esta canción de Hinds, específicamente escrita por Carlota, a la que yo llamo C porque creo que somos ya amigas virtuales, está en bucle en mi cabeza, en mi móvil, en mis bailes por casa, en mis duchas en casa, en el limpiar el polvo de casa, en cocinarme en casa. Esas partes de la canción con las que siento que me identifico tanto y no sé todavía si me pone triste o me pone contenta o es una mezcla de ambas en las que yo también consigo accionar del sofá a ejercer las tareas del hogar, o del gimnasio, las tareas de una persona funcional con energía pero con esa tristeza / impotencia de aggggg te echo de menos y no lo quiero hacer.
Mi cabeza este mes de Noviembre y Diciembre es un videojuego de acción y van pasando cosas que ya no termino de distinguir, pasan todas de golpe pimplaos Pam pum no sé si estoy pasando de nivel pero estoy sorteando obstáculos todo el tiempo y llevan tu cara. Que agotador. A veces me entristece y otras me río.
Suelo debatirme entre el enfado y la nostalgia. La firmeza y cagarla. Aceptar o pequeños (cada vez más pequeños) alos de esperanza. Y así suma y sigue.
Mi cabeza: Un día recuerdo algo súper bonito. Luego, me enfado. Pero vamos a ver Lucía, porqué echas de menos, o sientes necesidad de algo que no te sentaba bien. Y es tan estúpido tener que dialogar sobre esta tesis tan, tan, tan obvia.
Hmmm mira, es como tener un helado favorito. Sí, puf, es un helado que te encanta. Pero el helado siempre te acaba haciendo sentir fatal. Por lo menos este último año ha quedado demostrado que te sienta de culo. Te hace pupa. Pero claro, es que a ti te encanta el helado porque realmente cada vez que lo abres, que lo sostienes, que lo tienes tan cerquita de la boca piensas, esta vez va a ser diferente.
El fucking marketing del helado no se queda corto. Porque después de hacerte daño, unos tres meses después aprox, cambiaba la caja. Parecía más bonita, tenía una publicidad engañosa que decía algo así como que echaba de menos mucho a su consumidora habitual. Y es verdad que no llegaba a mentir sobre los ingredientes, no habían cambiado. Y te dejaba claro eso. Pero repito, recalcaba lo mucho que echaba de menos a su consumidora habitual. Y es que claro, a mi cuando me echan de menos....
Mi cabeza ahora, que echa tanto de menos al helado y empieza a tener miedo de que lo quiten del mercado -porque ya nadie le grita en las estanterías del super cada tres meses que echa de menos a su consumidora habitual - se repite una y otra vez, porqué echas de menos algo que te hace daño? y me intenta hacer un croquis sobre este razonamiento en forma de imágenes sucesivas que me llevan a todos los lugares con mi helado. A fin de cuentas, qué es mejor, la sensación de echar de menos, o la sensación de malestar que te dejaba cada vez que lo consumías. con qué prefieres quedarte.
Y es verdad, que se vive más tranquila echando de menos que con dolor de tripa. Se puede parecer pero no es lo mismo. El dolor de tripa duele mucho. te deja a veces arrepentida. Para qué coño me he vuelto a comer el helado si ya sabía que esto iba a pasar.
Y así vamos mi cabeza y yo en estos meses. No terminamos de ponernos de acuerdo. Parece que ando disociada de mi razón y quiero aliarme con mi impulso. En el último minuto, me reconcilio con la razón y freno. ya sabes, el impulso me dice baja al super, no dejes que se retire del mercado, o más bien de tu mercado, del que te pilla a mano. No dejes que se vaya a manos de otros consumidores. Yo no quiero que mi helado se olvide de mi. Pero freeeeeeeeno el impulso y digo, si tiene que ser será. Básicamente por una tremenda realidad de la que no me puedo olvidar. Yo no dejé de consumir el helado por voluntad. Incluso haciéndome daño, ni me planteaba no seguir ahí. Fue porque no me quedó otra. Creo que el helado se alejó de mi. (escribo esto y me río. es tan surrealista y triste que encima fuese el helado el que me diese puerta que mientras escribo verdaderamente me estoy riendo. El sentido del humor nunca lo pierdo. Supongo que ayudan los meses y el tiempo a tomarlo con mayor filosofía).
Mi cabeza: pero realmente con lo que el helado te ofrece, qué necesitas de él? porqué crees que lo necesitas? Y yo le digo que es que yo quería a mi helado. Por muy extraño que resulte yo de verdad confiaba en mi helado. Y me parecía que estaba bueno de cojones. Y mi helado no siempre me sentó mal. La mayoría de las veces, pero alguna vez esos recuerdos putada saltan y me lo tomaba en el sofá y tenía un día maravilloso y nada me hacía daño, todo lo contrario. Mi cabeza vuelve a la carga, menuda tía: igual deberías discernir que lo que anhelas es ese helado con muchos condimentos e ingredientes diferentes y entonces querida, ya no sería ese helado. Mi impulso le responde: pero ese helado puede cambiar no? Si es que yo sé que ese helado es bueno. He querido tanto ese helado. Mi cabeza ya cansada de mi: sí. nadie dice que sea un helado malo. Sabemos que no es un helado malo. Solo es un helado que de momento prefiere mantener su esencia original aún a pesar de que a ti te siente mal. Y es un helado que en la mayoría de veces te produce un dolor de tripa terrible y no le ha importado lo más mínimo. No es que sea malo, es que no parece que quiera cambiar, o quizás lo haga, pero no ha vuelto para avisarte de ello.
¿qué más le voy a decir a mi cabeza? no puedo. Cuando la razón empieza a tener tanto peso sobre el impulso comienza a ganar. Y mira que yo siempre dejé que ganase el impulso. He silenciado tantas veces mi cabeza. Pero la evidencia es la evidencia y todo esto es agotador.
"flaquita te echo de menos me sale recordar y sacudo la cabeza como un animal."
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