DESDE QUE NO ESTAMOS JUNTOS

 

 

Estoy aprendiendo tanto de nosotros desde que no estamos juntos. Irónico verdad? Me resulta irónico aprendernos desde la distancia. Sabes de lo que más cuenta me he dado? De lo sanos que estabamos.

A veces me gustaría que tú estuvieses viviendo lo que yo, para que pudieses reflexionar tanto como estoy haciendo yo. Y te dieses cuenta, igual que lo hago yo, de que tuvimos problemas, pero nunca fuimos tóxicos. Creéme no lo fuimos.

Hoy he estado con una amiga que también lo ha dejado con su novio. Sin embargo se han atascado en follar. Ella nunca dejó de escribirle. Él nunca quiso volver. Y el único punto de encuentro dónde se han quedado es el sexo. Hoy, era su cumpleaños y ella ha terminado llorando, tras una pelea con él por telefono después de follar ayer. Y todos los que estabamos ahí, todos, pensabamos, qué pena que algo que fue bonito lo estén destrozando.

Tengo otra amiga que hoy me ha verbalizado que sabe que tiene que terminar su relación porque lo único que les une es el sexo, las drogas y el alcohol. Porque no hay nada más que encontrarse para evadirse juntos del mundo.

Fíjate el percal. Y yo, observo cada una de estas historias y cada movimiento que ellas hacen y que ellos hacen y nos veo. Nos veo reír en el salón. Fumarnos un porro muy de vez en cuando. Nos veo con cenas ricas y un vino. Y sí, puedo ver las peleas. Y desde esta distancia me doy cuenta siempre de que si yo hubiese podido aprender a no tener miedo de que volases lejos de mi, a no agobiarte a veces tanto por ese miedo. Y tú hubieses podido ser sincero con los porros y las mentirijillas pequeñas, si los dos hubiesemos podido hacer eso, jamás nos hubiesemos roto. Lo creo de verdad. Ahora que veo las peleas de la gente cercana a mi. Veo las conductas tan dañinas de los ex y los que todavía no lo son, se me hace un hueco gigante y quiero llamar a contartelo y decirte: Tú y yo estabamos sanos, tú y yo no teníamos problemas graves. Tú y yo teníamos más amor que problemas.

A veces voy caminando por la calle y me imagino que me llamas. O que estás en el portal de mi casa esperándome. Me imagino que vienes a decirme que ya tienes trabajo y un sueldo. Y que ahora sí, desde ese lugar en el que tú tienes trabajo y yo también podemos volver a intentarlo. Porque ese fue el roto grande. El roto por el que no pudimos hacer frente a mis miedos de perderte y a tus mentiras pequeñas pero mentiras igualmente. No podíamos pararnos a arreglar eso cuando tú estabas en una ciudad que no te gustaba por mi. Sin gente, sin amigos y sin trabajo para empezar una vida allí. Eso era demasiado grande. Todos los días sigo pensando que de haber conseguido un trabajo seguirias siendo la persona a la que beso antes de dormir. El sexo. Las peleas. Todo eso que en comparación con lo que veo a mi al rededor es completamente salvable se hubiese podido solucionar. Y me revienta el alma. 

Estarás bien? Te estarás cuidando? Me echaras de menos? Podrías estar de tantas formas que esa distancia entre todas las hipótesis y la realidad del desconocimiento me hace llorar. Pienso que podrías estar pensando cada noche que conmigo todo era mejor. Que yo te ayudaba a ser mejor. Que echas de menos mis brazos y mi cuerpo y mi voz. Luego pienso que podrías estar enamorándote otra vez de otra persona, acostándote con otra, viviendo en la playa o aquí, que no sé nada y me tiembla el alma. 

Es curioso sabes, te echo de menos todos los días y sin embargo estoy guapa. Primero estuve bastante mal. Me salieron tantos granitos. Me sentía fea y triste y sin ti. Ahora sigo sin ti pero el resto no para de repetirme que estoy muy guapa. He adelgazado mucho y eso no me gusta. No ha sido aposta. Ha sido por el dolor. Y yo quiero estar sana de nuevo pero supongo, que desde esa delgadez mi cuerpo se ha fibrado y ahora te pienso porque alguna gente cree que es que hago mucho deporte. (Si tú leyeses esto te reirías... con todo lo que intentabas tú que volviese a hacer deporte. A ponerme dura. Joder, te echo tanto de menos.) Pues mira ahora, qué irónico, he perdido kilos y se me marcan los abdominales y los brazos y las piernas parecen más largas y la gente te dice: Joder, estás mega bien y yo pienso, me he consumido de tristeza qué cojones me estás contando. La vida parece una broma constante a veces. En cualquier caso, estoy sana. Como un montón. Mi madre me cuida. Es simplemente que todo lo que como lo debo de estar quemando mientras proceso que ya no estás a mi lado. Supongo que pasa cuando te separas. El dolor quema calorías, quizás es eso. 

Me voy a Marruecos sola. Me voy a un retiro con gente desconocida para aprender a meditar y guiar mis pensamientos, mis emociones. A ordenarlas y también a descubrirlas y descubrirme. Es una semana de descubrimiento personal con ejercicios con profesionales y médicos. También se hace deporte, se come sano, y se descubre la ciudad y las playas y supongo que se descubren personas también. Tengo vértigo pero ganas. 

A pesar de todo, de todo lo que me duele la distancia, el no tenerte, el no tocarte. A pesar de este dolor grande me siento muy orgullosa de mi. De la entereza. De la aceptación. Me he dado cuenta que la gente no acepta fácil cuando las cosas se terminan. Y da igual quién lo deje. No lo aceptan. Yo te estoy dejando ir porque aunque fue algo de dos, el paso definitivo lo diste tú. Y aquí estoy, agarrándome a cartas al aire donde te cuento cosas que nunca sabrás, cuidándome con el alcohol, cuidándome con planes y viajes que puedan hacerme aprender y llenarme de cosas bonitas, investigar sobre quién soy para convertirme siempre en una mejor versión de mi. Enfrentando las emociones. Repasando nuestra historia y aunque me duele, obsercando qué cosas hice yo también mal para asi, no repetirlas si alguna vez vuelvo a enamorarme. Miro a mi alrededor y veo todos los ejemplos de cómo no se deben hacer las cosas. Y me siento profundamente feliz de no estar cometiendo esos errores.

Sigo preguntándome en qué fase estoy, porque sigo imaginando que vuelves y me dices que lo intentemos de nuevo, que ya tienes trabajo. Que no me olvidas. Asique lo único que sé es que todavía no he llegado a la aceptación, sigo en el proceso. Dicen que llevara un año completo aceptar y superar una ruptura. No lo sé. Ojalá sea menos. Lo que sí sé es que te querré siempre y que he aprendido mucho de mi, para bien y para mal. Y todas las veces que te pienso te lanzo un beso en la boca, mil abrazos de esos buenos, bonitos, de los que agarran de verdad porque te están queriendo y también me disculpo por todo lo que hice mal y que ahora veo. Y espero, si alguna vez vuelvo a amar tanto como te amo a ti, no cometer esos errores de nuevo. 

Te quiero piecitos. No he sabido dejar de hacerlo todavía.


Comentarios

Entradas populares