LA REINA DE TODAS LAS BARRAS DE BAR.
















El día que me conozcas, será que he muerto.






Tú, sí tú.
Que te veo contonear el culo como si creyeses en algo.

Tú, sí sí.
Que ya sé que tu sonrisa es la mejor mentira jamás contada.

Deja de gritar que Serrat y Sabina si te mueres por Nacho, joder.

¡Oye! frena.
Margot se te empieza a quedar grande.

Sabemos los dos que puedes escribir los versos más tristes esta noche pero hasta Neruda lloraría por ti.

También sé, que te has roto por algunos ojos de perdido, menudos mierdas de cara bonita.

Escribes para que el resto te deje morir en paz y haces preguntas de niña en un cuerpo de mujer.

Que ya, tranquila, deja de repetirme que tú eres fatal, porque crees que nadie te ha visto ahogarte en la ducha pidiendo amor.

Lo siento, baja el volumen de todas tus películas en blanco y negro, hay días que toca vivir en el mundo real, aunque lo prefieras sin color.

¡Relájate devora hombres!
Que he visto como gimes más dormida que follando, y no te pongas encima, si con él siempre estuviste abajo.

Eh, manos bonitas, no te preocupó quitarte los anillos cuando te mandaron a la mierda al decir “te quiero.”

Enana, estate tranquila, he visto a lobas ir de mosquitas muertas.
Pero he perdido la jodida cabeza, al verte ser de cristal y caminar como si fueses el monstruo.

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