XVI
Sobran las palabras cuando ríe
faltan cuando acaba de llorar
con una mueca reprimida
como un sol de mediodía
de un octubre otoñal
y es que palidecen los colores
cuando se deja arrancar
que no es planta de maceta
ni deja lucir belleza
un jarrón de cristal
y me he enganchado al polen
que hay en su saliva
es duro darse cuenta
que no te necesitan
no sabéis
(nadie tiene ni puta idea)
no es flor de primavera
ni se deja regar
no sabéis
que es bella porque es seca
que al fin y al cabo ella
nació para estar muerta" - Rosa II (Buenas Noches Rose)
Puede que yo también recorra la ciudad
para encontrarte solo que sé que no lo haré. Y que sigo siendo yo, perdiéndome por
los sitios que tanto amo, casi como lo hice contigo, pero sola.
O en este caso, con gente maravillosa que
se deja arrastrar por mí.
He mirado a una pareja de la primera
fila.
Él, le daba la mano y ella sonreía.
Comentaban. Bebían y se miraban – cómplices.
Y no he podido evitar vernos.
Que ya lo sé, que eso nunca ha pasado,
bueno tal vez a nuestra manera.
Ya se sabe que hay cosas que es mejor
dejar en la recamara de lo privado, del recuerdo, porque si se pusiesen en
papel perderían la magia del instante y también merecemos esos secretos, si es
que merecemos algo.
En cualquier caso, no seremos nosotros.
Y dolía.
Porque soy humana, y a veces después de
la tercera cerveza aún te veo y eso que cada vez lo hago menos.
En cualquier caso, lo bonito de esta
historia es que –
Ella sin él, siguió siendo ella.
Que ella, sin él, siguió perdida en los
bares – esos de cantantes y poetas.
Que ella, sin él, lo entendió.
Que ella, sin él, aprendió la lección.
Que ella, sin él, sigue emborrachando al
resto.
Que ella, sin él, piensa que las noches
deberían durar días.
Que ella, sin él, camina hacia un futuro
incierto pero suyo.
Que ella, sin él, volvió a volar.
Que ella, sin él, sigue paseando la
ciudad.
Que a ella, sin él, van a mirarla unos
ojos capaces de querer a la mujer que tienen al lado.
Que ella, siempre será ella, y no volverá
a olvidarlo.
Que ella, es ella, porque llegó a desdibujarse
por quién ni si quiera la pintó en verso, ni en canción y luego se recompuso
entera y mejor.
Que ella, tiene nombre y donde mejor
suena es en su propia boca.
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