TRAVELLING BAR













Dime tu nombre. Bueno no, todavía no. Porque tienes ojitos de perdido y unas manos preciosas con las que podría dejarme hacer mil cosas.
Todavía no sabes de dónde vengo.
No te he contado que siempre he tenido una sonrisa gigante pero me rompí a medio camino. Sigo teniendo la misma sonrisa pero soy una muñequita rota. Te aviso también que si alguna vez osas llamarme muñeca te partiré la cara. Me considero mujer y así espero que lo hagas tú.
Tampoco te he contado que estoy loca. De remate. Pero solo cuando cojo confianza.
De primeras sé comportarme de la hostia y tengo un don con la gente. Socializo de puta madre me lo ha dicho todo el mundo incluyendo mi psicóloga.
¿No te he contado lo de la psicóloga verdad? Dos veces por semana, porque por lo visto tengo cierta tendencia bipolar, rollo que soy súper feliz y también súper triste y puedo estar horas y días hiperactiva y a veces me escondo en mi cama y quiero desaparecer del mundo durante años porque no tengo fuerzas ni para ir a la cocina.
Pero tú tranqui, soy la típica chica a la que puedes llevar a todos lados.
Voy a comer con tus padres y te prometo que les voy a encantar (al menos por educada, eso te lo garantizo) digo al menos porque soy muy férrea en mis principios y convicciones. No me gusta esconderlos. Asique si ideológicamente no estamos de acuerdo no pienses que voy a fingir estarlo porque no lo haré.
Pero te prometo un debate de lo mas moderado. Un debate de los buenos, con argumentos y escucha. Yo siempre he creído en el dialogo y me mola compartir mesa entre personas que opinamos diferente. Soy partidaria de la diversidad.
También puedes llevarme a una boda o un bautizo y no lo dudes en subirme al coche para pillar lo que necesitemos esa noche en las afueras de Madrid o en la esquina de tu barrio. Soy chica de colegio pijo madrileño y callejera como la que más. Ya sabes, camaleónica lo llama una canción de Lana del Rey (se llama Ride) y la llevo tatuada, algún día te la pondré.
Pero para todo eso igual que para que te llegues a dar cuenta de que estoy loca necesito conocerte y sobretodo sentir que tú estas preparado para conocerme.
No. No me molesta estar loca, zumbada, pinzada, chalada, puta niñata de los cojones vacilona con demasiada mala hostia. Sinceramente no.
Y a ti tampoco te va a molestar ¿sabes? Igual hay veces que sí. Alomejor discutimos.
Nah, seguro que discutimos. Espero que lo hagamos porque menudo coñazo ser de esos que están todo el día dándose besitos de tornillo y diciéndose, “cuelga tú tonto”. Poto. Osea no poto porque a mi el amor me gusta. El amor me puto encanta en realidad. Creo que estoy enamorada del amor o del concepto del amor.
Pero como ya te habrás dado cuenta o lo harás después de cuatro conversaciones de más de dos horas, soy intensita y pasional. Igual estoy loca porque soy jodidamente visceral y cero por ciento racional. Eso también me lo dice mi psicóloga.
Y no te voy a pedir que cuelgues tú la verdad, ni vamos a parecer una pareja de catalogo de Ralph Lauren compartiendo algodón de azúcar en la feria.
Si eso es lo que quieres, ha sido una putada conocernos hoy aquí y sobretodo que tus ojos me hayan gustado tanto como a ti mis hoyuelos al reír.

De hecho te voy a contar lo que pasará.
Después de vernos hoy aquí te voy a llevar al Travelling bar en Lavapiés. Podemos seguir con cerveza o pasar a copa ya. Tú decides, creo que puedo seguir el ritmo.
Tú mandas en la barra y yo elijo en qué barras.
Espero que comentes algo al respecto del sitio porque esta lleno de íconos del cine y de la música y si no te gusta al menos alguna de las dos cosas vamos a ir mal.
Pero tienes esa voz algo desgastada que me convence de que te van a gustar las dos.
Bebe, brinda, mírame, bebe, te miro yo, sonrío, me acerco más, ahora vamos a seguir hablando porque me encanta una buena conversación tanto como los silencios entre dos personas cuando ya no son incomodos.
Ya sabes,  Umma en Pulp Fiction, cuando te puedes callar un jodido minuto y estar cómodo sabes que es especial.
Y quiero que sea especial. También quiero que no paremos de hablar porque para mi son dos caras de la misma moneda. Odio darme cuenta de que llevo una hora de cita y estoy tendiéndote que preguntar por el gimnasio y que ejercicios podría hacer yo para tener tus abs porque joder, sinceramente, no me importa una mierda.
Quiero decir, no te lo tomes a mal, pero es que me ha pasado. No me importa una mierda y es una conversación que podría tener. No quiero estar en modo intensito todo el día menudo coñazo. Pero joder, vamos a alternarlo ¿no? Quiero saber que te gusta y que odias. Tu sabor favorito y tu plato favorito. ¿Blanco o negro? Porque si contestas gris eso dice mucho más de ti que de tu color favorito y ahí esta el truco. Luego cuando contestes te contaré cuál es.
¿En qué época te habría gustado nacer? ¿Un festival que no te habrías perdido? Yo Woodstock. Película favorita, cantante favorito, canción favorita, y me va a encantar que me digas que no tienes a uno ni a una porque joder YO TAMPOCO.
La gente se empeña en elegir a uno/una y a mi me parece una soplapollez enorme. Soy educada y no voy llamando a la peña idiota a la cara sabes, porque tampoco soy quién y si lo hiciese es muy probable que la única idiota fuese yo.
Pero verás, me parece infame y una osadía elegir entre las miles de millones de billones de autores, actrices, directores, libros, novelas, poemas, películas, obras de teatro, canciones, músicos, bandas, pintores, artistas, cuadros, entre las miles de miles de millones e infinitas personas que han pasado, están pasando y pasarán por este planeta, entre su infinitud de creaciones, elegir solo una de cada.
¿A quién coño se le ocurre? A mi sinceramente no.
Asique líate, confúndete, dime que no puedes elegir porque yo tampoco. Tengo listas, tengo favoritos, pero no concebiría este mundo sin todos ellos/as.
Vale, te muevo de bar. Ahora vamos a meternos en el más cutre y pequeño que pillemos, así es el juego. El primero, sin saber cuál es ni elegirlo. Ronda de chupitos.
Y después te voy a dejar elegir, ¿música en directo? ¿bareto con canciones míticas españolas? ¿Bareto con canciones míticas extranjeras? Ya vas con el puntillo, yo también. Me va a apetecer besarte en un rato y no, no es porque este borracha.
No hay nada que odie más en el mundo que besar por grados y no por ganas.
De hecho eso solo lo he hecho dos o tres veces y sí son contadas porque en veintiséis años nunca he dejado de tener claro que los besos se deciden pero nunca se regalan.
Te voy a confesar que espero que tú también quieras besarme y lo hagas porque sí soy una tía atrevida, pero siempre doy esa imagen. Lo soy, te lo prometo, para casi todo en la vida y te prometo que también soy fuerte. Soy fuerte de la hostia.
No levanto pesos, de hecho no levanto una puta mierda, pero es una fuerza interior ¿sabes? Me refiero a la de cuando la vida te abofetea la cara, patada en el estomago y además mordisco en las entrañas y tú con un par de ovarios por delante, meneando el culo y las piernas firmes dices: Pues aquí estoy yo hija de puta. Repítelo.
Pero no soy mentirosa. No soy nada mentirosa y de hecho creo que casi todo se me nota a la legua. Por eso te debo reconocer que yo no me voy atrever a besarte a menos de que lo hagas tú porque cuando alguien me gusta me pongo nerviosa. Y soy tímida aunque tú creas que no. Que sí que hablo mucho y río mucho y se me ve muy Rocknrolla (es que eso me lo han dicho a veces) pero por dentro, tendrías que ver a mi versión en pequeñito siendo (como dice una de mis pelis favoritas) solo una chica, delante de un chico y tranqui que todavía no te he pedido que me quieras.
Pero joder, si seguimos así, estaría guay. Pero no lo de que me quieras.
Querernos los dos. Después de tiempo y experiencias he comprendido que es la única manera real de quererse. La única.

Cuando digo si todo sigue guay me refiero a que tendré que contarte que me flipa perderme.
Por el mundo digo.
Mira, me encanta que tú tengas tu vida y seas responsable entre semana y trabajes. Y ojalá trabajes en algo que te encante (ahora te lo preguntaré en el siguiente bar).
Yo estoy haciendo lo mismo. Y joder, si te contasé quién era y quién soy quizás ni me reconocerías. Yo a veces tampoco lo hago. He madurado. Ya te lo contaré mejor pero cada día me veo mucho más responsable y te prometo que cuando te digo que mi madre cuando yo era adolescente pensó que me “perdía” no es una exageración. De ahí vengo.
La cuestión, que entre semana quiero que los dos nos ayudemos a ser productivos.
Que curremos, que nos contemos, y sepas que puedes contar conmigo y yo contigo y nuestros planes probablemente no sean más atrevidos que ir al cine, cenar, tirarnos en el reti a hacer nada, venirte las tardes que mi casa esta sola a follar y jugar a la play, no sé, pasar la semana. Habrá muchas que ni nos veamos supongo.
Pero que lo que te quiero contar con este rollo es aquello que me encanta.
Vale, pues lo que me encanta es que un Viernes te llame y te diga que vamos a llenar el deposito a pillar dos mochilas y que cojamos carretera adelante y nos perdamos.
Que nos perdamos de verdad. Que no tengamos destino. Que paremos en el primer bar de carretera cuando estemos cansados. Y nos pillemos un hostel en el pueblo que más bonito nos parezca del camino que llevamos en coche.
Que un finde nos larguemos al Norte y otro al Sur. Que planeemos no planear.

Joder y hablando de planear también me apetece planear que nos iremos a Berlín, Amsterdam, Londres y Nueva York. En Nueva York quiero unos días en Williamsburg y rutas y museos y galerías, y noche, noche, noche. Lo quiero todo.
Y África joder.
A ver, que no. Que no te estoy haciendo ni imponiendo sitios. Lo que quiero que entiendas es que voy a querer perderme y planear. Voy a querer que nos comamos el mundo como si fuésemos el mejor equipo que se ha formado así por plena coincidencia una noche de frío en Madrid.
Que no quiero etiquetas hasta que las queramos pero sí, sí, y sí quiero sentir que el mundo se nos queda pequeño porque el mundo es de los dos.
Me apetece acelerar en carretera mientras me fumo un piti porque todavía no sé si tú lo haces y ponerte a todo volumen Are you gonna be my girl de los Jet.
Y bajar las ventanillas mientras suena con todo el aire dándonos en la cara. Mirarnos. Mis pies en la guantera. Gritar. Gritar mientras la música invade todo y nosotros como si fuésemos dos cowboys enrabietados de felicidad le decimos a la vida “huuuuuuuuurrrrraaaayyyyyyy”.
Quiero que follemos de todas las maneras. Bonito. Sucio. En la cama y en la mesa. En el baño. Que me mires la cara en el espejo, vértela yo a ti. Estar encima y abrazarte y clavarte los ojos. Estar debajo y que me abraces y agarrarte muy fuerte y sentir que ahí, en ese instante, podríamos quedarnos los dos.
Quiero jugar contigo. Follar sobrios. Follar ebrios. Drogarnos y seguir follando. Ir a un museo, comer viendo una peli desnudos en el sofá o en la alfombra, volver a follar. Voy a decir follar hasta que hagamos el amor porque de cualquier manera sí hay intimidad follar y hacer el amor siempre me ha parecido lo mismo aunque la gente lo distinga.
Te diré porqué. He visto más complicidad en dos personas follándose como si mañana el mundo reventase y no fuesen a volver a mirarse nunca más que en tres años de rutina haciendo el amor como si de verdad alguno de ellos tuviese algo que demostrar.
Asique vamos a follar y a hacer el amor porque la diferencia realmente está en que cuando me mires a la cara encima de ti y me retires el pelo, o me acaricies la mejilla o te bese despacito y me acurruque sobre tu pecho, por dentro vamos a sentir algo así como me estás volando la cabeza y no es por que el sexo vaya bien. Va bien porque cuando me levante mañana sigo teniendo ganas de ver tu cara.

Le damos tanta importancia al sexo. Yo ni siquiera creo que exista eso de follar bien o mal. No sé, llámame loca. Mis amigas hablan de los tamaños o de si hacían estas posturas o estas otras y a mi siempre me han parecido estupideces.
Compartir una cama, el suelo, la encimera, o como si es la lavadora o la esquina de la calle no es una competición de circo.
No sé vamos a mi no me vas a hacer tener un orgasmo porque se te de bien hacer el salto del tigre.
Lo que supongo que quiero decir es que el sexo, es sexo, y es cuando las otras dos personas se están comiendo porque se pertenecen en ese instante.
No sé, como si fuesen dos cuerpos obligados a ser dos pero en lucha permanente por convertirse en uno.
El sexo, es sexo cuando no hay miedo y hay espera, pausa, tiempo, escucha. Cuando te puedes reír de lo mal que lo estas haciendo y lo nerviosa que estás.
Sí, te aviso ya que eso me pasa. Porque me pongo nerviosa y si no me puedo reír contigo y decirte tengo miedo de que esto no te guste o no sé como ponerme; si no hago eso, no estaría siendo yo y joder, ya te he dicho antes que no me gusta mentir.
Creo que el sexo tiene a fin de cuentas que ver con el deseo y la complicidad.
Y ninguna de estas dos se eligen. Ocurren, así como por arte de magia. Se escapan a nuestro control. Y precisamente en la mayoría de los casos se dan fuera de la cama. Eso es lo que las hace tan interesantes.
Se dan en un cruce de peatones cuando dos ojos se chocan.
Se dan entre dos desconocidos presentados por un amigo en común en el primer Hola, encantado/a
Se dan en la pista de una discoteca entre luces extrañas y canciones pop.
Se dan en una mesa de trabajo.
En las taquillas de un instituto.
Joder, espero que me estés entendiendo y no salgas corriendo. Todavía no, porque me queda mucho más por contarte.

Podríamos amanecer por las mañanas con la música a todo volumen. Rollo Chelsea dagger mientras corremos las cortinas y entra la luz de la ciudad que vamos a visitar.
Podríamos ducharnos juntos y bañarnos juntos y tirarte agua y besarte y jugar.
Podríamos discutir de cojones una noche y reconciliarnos con Born to die o Summertime sadness.
Podrías dedicarme alguna vez la canción de Lucía de Serrat y Calamaro.
Podríamos contarnos secretos con Joaquín.
Podríamos ir a conciertos en la otra punta del mundo. Regalarnos una de los Rolling, de Clapton de los míticos.
Podría llevarte a exposiciones.
Podrías llevarme a exposiciones.
Podría llevarte a museos.
Podrías llevarme a museos.
Podría leerte los Domingos.
Podrías leerme los Domingos.
Podríamos ir al Teatro. Podrías venir a verme a un estreno.
Podrías quererme un poco más minutos antes de escena porque siempre tengo miedo.
Podríamos llorar juntos. Pero vamos a reír mucho más, te lo prometo.

Podrías besarme ya.
Vamos a salir del Travelling bar en Lavapiés.

Y voy a imaginar que este es el inicio de lo que sea que tenga que ser.







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