JUNGLE













¿Cómo lo lleváis?

Esto me resulta tan extraño.
Por las mañanas todavía me despierto y me vuelvo a preguntar, ¿es cierto? ¿Está sucediendo? Pero sí. Esta sucediendo.

Nosotros por aquí hemos arrasado con Amazon y la sección deporte.
Básicamente porque yo sino hago deporte acabaré practicando el Balconing y algo me dice que no es una buena idea.

También es un factor fundamental el hecho de que, si de por si soy una fiel y entregada amante de la comida (mi relación más estable durante veintiséis años de vida) imaginaos como es esa misma relación cuando me hago maratones de películas o series.
Eso ya es un nivel avanzado que requiere de alimentos tipo:
Donuts,
Filipinos,
Chips Ahoy,
Príncipe,
Chocolate Milka…

Incluso, y ha sido divertido darme cuenta de esto, en la psicosis colectiva que nos ha dado a todos con los Supermercados, unos han tirado de papel higiénico y otros, como yo, hemos tirado de arrasar con productos que ni si quiera sabíamos que consumíamos hasta que ha llegado el apocalipsis. En mi caso, esto ha ocurrido con Los bollicaos.

Olé yo señores. Creo que no me zampaba uno desde los seis años y no eran mi guarrada favorita la verdad. Yo he sido siempre más de dowaps.
Pues ahora tengo la nevera llena de Bollicaos y no sé por qué.

Todo esto para decir que parecía necesario el pedido Sport en casa, porque si conseguimos salir de esta en Julio, yo me voy del Corona al Burkini  directa.

Ando algo preocupada porque Carlos y Mamá, estan algo pachuchos.
No tienen fiebre pero sí algunos de los síntomas.
A ver, calma, que para eso estoy yo aquí, de momento aguantando como una jabata, si se me ponen malitos yo me encargo de cuidarles.
Hasta que luego caiga yo claro, o no.
Porque como este puñetero virus es así de imprevisible…

¿Qué más os puedo contar?
Estoy probando el Yoga.
Ayer lo empecé con Mamá y según estábamos las dos tumbadas en Savasana a la tía le entro un ataque de risa bestial que evidentemente acabó por contagiarme.
Y claro, es que el percal tenía tela.
Siete de la tarde. Panza arriba en el salón, escuchando a una señorita desde el ordenador hablar de la paz interior y de la escucha de nuestra respiración, mientras el mundo fuera parece una película de ciencia ficción y la población pelea por no perder el norte.
A eso añadidle, que luego imaginamos a Carlos apareciendo en el salón después del teletrabajo en el despacho de casa y encontrándose con la madre y la hija haciendo respiraciones esparcidas en la alfombra mientras la muchacha del ordenador habla de la conexión con el espíritu y de verdad os lo digo, que la escena era bastante Woody Allen.

El tema de los Facetimes esta guay.
Se agradecen.
Hago bastantes con mis amigas y amigos.
Se me hace curioso porque me recuerda un poco a un guión que escribió mi madre para una obra de Teatro en la que además actuaba y se llamaba algo así como Amor en tiempos del chat.
Las relaciones se están volviendo parecidas a eso.
Porque no nos queda otra claro.
Estoy conociendo a alguien ahora, bueno, lo hice justo el fin de semana antes de que nos encerrasen a todos en casita y ahora me veo conociendo a la persona vía online.
Y se me hace extrañísimo.
También estoy descubriendo lo muchísimo que me gusta que me hagan reír y la originalidad o picaresca española que hasta cierto punto tenía olvidada pero ahora, bajo estas circunstancias nos está haciendo a todos afilar el ingenio.
El otro día me propuso una cena por Facetime. Nuestra primera cena vía móvil…
¿Te imaginas el brindis con el vino?
Pero eso sí los dos con el mismo plato y así nos lo creemos más.

Me hizo muchísima gracia.

Pero independientemente de eso lo que me hace plantearme es como nos estamos amoldando todos a esto.
Y como nos desconcertamos pero sacamos recursos.
Estoy haciendo bastante ejercicio de observación estos días.
También estoy intentando hacer risoterapia. Esa la hago por mi cuenta.
Ponerle humor a esto para no desquiciarme, hasta donde se pueda al menos.

Todas las noches intento hablar con Nica.
Cago en la leñe. Ese tema sí que me tiene fastidiadilla.
Pero bueno, la cantidad de besos y arrumacos que me estoy reservando para cuando nos dejen salir no tiene nombre.
Según abra la puerta de mi casa voy a convertirme en Speedy Gonzales rumbo a casa de mi abuela.
Y de ahí no me sacan en tres días mínimo.

Os dejaré por aquí prontito algunas listas de libros que me este catando o descubriendo o re leyendo en estos días venideros por si os renta.
Medidas de combate contra la cantidad de horas que tenemos por delante.

Me estoy haciendo maratón de Sexo en Nueva York.
He elegido esa porque en mi reclutamiento decidí tener algunas normas básicas.
Como, horas para cuidar mi cuerpo, Horas para literatura, cine y arte. Descubrir y releer.
Horas para escribir por supuesto.
Tal vez para retomar la pintura.
Y, cien por cien tenía claro que necesitaba bajar la intensidad (característica mía)con alguna serie juguetona y divertida que me permitiese evadirme y no ponerme tan ella dramaqueen, ella intensita modo on como habitualmente hago.

Y sinceramente, no podía haber hecho mejor elección.
Ayer tuve una epifanía con Carrie. O tal vez a la vez que ella.

“Siempre elijo a los hombres equivocados.”

Me descojoné.
Para nada a mal, de hecho estoy muy bien últimamente.
Pero yo que sé, me hizo gracia porque supongo que algunas mujeres somos así e inevitablemente tenemos el ojo un poco bizco a la hora de elegir por quién acabamos perdiendo el norte (por decirlo educadamente).

Incluso ahora, después de aquel finde previo a la reclusión, creo que estoy pasando de Málaga a Malagón.
Supongo que mientras planeamos online (porque es la única manera de relacionarnos que tenemos ahora) el viaje a Amsterdam y de que me digas que además nos tenemos que hacer mazo museos y pasarnos el día fumando, pues el botón de alarma me dice que efectivamente: old habits die hard.

Pero tampoco me rayo.
Están pasando tantas cosas en tan poco tiempo y el mundo que conocemos está tan raro últimamente que la única pauta y norma que he elegido es no darle demasiadas vueltas a las cosas y dejarme llevar. Fluir.

Bueno chicos, pues hasta aquí el diario de a bordo.
Prometo ir dejando cosas, de esas que tanto me gustan, por aquí para que tengáis cositas que cotillear en estos días que se vienen.
Si no, entre medias, podéis ir a la entrada titulada  Revisión General” dónde tenéis una buena lista (aunque no de todas y en estos días os dejare cosas nuevas que descubra) de libros y pelis.

Nos vemos a la salida de esto, en mi caso, con unos quince kilos más de media, pero ansiosa por volver a encontrarnos, hablarnos y tocarnos. Tacto.

Besos múltiples y gigantes,

L.




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