Ellas.
Hay un edificio por donde el tiempo pasa y no hace grieta, ni mella.
Se ha edificado sobre penas que hemos llorado juntas.
Penas, que no se pueden curar con una botella de vino en nuestra terraza favorita de Castellana, pero desde luego alivia el dolor.
Penas, con un Haggen Dazz, en pijama, donde estamos menos tristes y más guapas.
También se utilizo una gran cantidad de problemas para edificarlo. Muchos problemas.
Todos los problemas que siempre han sido señal de estar más vivas que muertas; porque esa es la manera que tiene la vida de recordarnos que estamos en ella.
Algunos se han hecho bola en el vientre, otros en el corazón.
Algunos han tomado forma con despedidas y otros han sido causa de reencuentros.
Ninguno ha sido eterno y eso solo es otra señal: lo bien que lo hacemos juntas.
En las paredes del edificio están las huellas que Ana dejó al perder un tacón en mi cumpleaños.
Ella siempre tan frágil como el zapato de cristal, pero mucho más princesa que Cenicienta.
Hay cerveza fría en la nevera, por todas las veces que nos hemos salvado la vida un Miércoles a las tres de la tarde bebiendo una, Elena.
Perdona, soy una mentirosa, bebiendo hasta que se nos ha hecho Jueves y nosotras ya sabíamos que íbamos a estar liadas desde el primer sorbo.
Ya no tenemos muebles dentro del edificio, porque he tenido que sostenerte después de tropezarte con todos Carlota.
Y no, no lo hago porque seas un monillo borracho, que también.
Es porque un Octubre desamor me golpeó fuerte la cara y quise quedarme a morir en el suelo frío pero tu no me dejaste, y ahora, yo voy a estar siempre cerca de cualquier cima desde la que tu puedas caer, para que no pasé nunca.
Al fondo a la derecha una habitación negra con un cartel: "Prohíbido pasar" es mi cabeza. Asfixia hasta que me ahoga angustia, y solo tú abriste la puerta Leticia: "No vas a llorar sola, pudiendo hacerlo conmigo retrasada."
Es un edificio de cinco y huele a Madrid noche.
Es un edificio de cinco y huele a festivales de verano.
Es un edificio de cinco y huele a todas las resacas después del "Una y a casa."
Es un edificio de cinco y huele a las tardes de cigarro y copas rotas.
Es un edificio de cinco y huele a todas las mañanas de piscina en Aravaca.
Es un edificio de cinco y huele a nosotras.
Nunca hemos sido inquilinas ejemplares. De hecho estoy casi convencida de que somos mas inquilinas que ejemplares, ¿Pero acaso hemos pretendido serlo alguna vez?
Si el termino ejemplar implica que Ana no seguirá cuidando de nosotras hasta cuando no puede hacerlo con ella misma.
Si el termino ejemplar implica que Elena no seguirá cambiando de trabajo tanto como hace con las ideas, sin saber por donde empezar a buscarse, pero siempre dejándonos encontrarla.
Si el termino ejemplar implica que Carlota no rellenará la copa sin darse cuenta de que en realidad rellena nuestro vacío.
Si el termino ejemplar implica que Leticia dejará de colocar a realidad de frente por muy cruda que sea y ella de lado, para que la hostia duela menos.
Si el termino ejemplar implica todo eso, nosotras jamás lo aprendimos. Ni queremos hacerlo.
Es mi edificio favorito porque a veces se me hielan las manos, yel corazón.
Suelo enredarme el pelo, los sentimientos y la vida.
A veces me pongo enferma de un catarro que soy yo.
Cuando lo hago, no siempre mejoro a base de literatura o cine en blanco y negro, pero si cruzo la puerta de este edificio, entonces me dan la mano.
Y yo no se como os han dado la mano a vosotros pero ellas son de hierro firme que sostienen las heridas y ya no tengo frío y tampoco sangro.
No quiero alardear en exceso pero además de todo esto, es un edificio grande.
Tiene que serlo para dar cabida a cinco maneras de respirar diferentes.
Ana, que respira tranquila porque no conoce el mal.
Ana, única religión en la que creo, porque me han enseñado más amor esos ojos verdes que cualquier dios del que alguna vez me hablaron.
Ana, nunca creere que te merezco pero la única muerte que conozco sería perderte.
Elena, no sabe que respira pero yo sí lo sé.
Elena, nunca tiene miedo si esta conmigo y ese es el regalo más bonito que me han hecho.
Elena, somos bichos libres y nos han dolido jaulas que un día quisimos amar y se cerraron sin dejarnos estar dentro. Pero las jaulas son trampas y el amor solo puede entenderse en libertad.
Carlota, juega a aguantar la respiración más de la cuenta cuando le duele el corazón.
Carlota, regalas caramelos para que no lloren tanto como alguna vez lo hiciste tú. Y yo, que nunca sé si estas más guapa cuando finges ser feliz por el resto o cuando me lloras feliz porque el resto no lo entiende.
Carlota, que esos huesos se han partido tantas veces y aun asi siempre seras más fuerte que el resto.
Leticia que respira por taquicardias.
Leticia, valiente quien no sabe sostenerse pero ha sido el unico almohadón sobre el que durmieron ojos tristes.
Leticia, la tormenta eres tú sonriéndole a la vida: "Atrevete conmigo zorra."
Leticia, solo nosotras sabemos que cuando sacamos las garras y gritamos lanzando cuchillos afilados es por si existe algún valiente que pueda querer el huracán.
Y yo, que no respiro, pero ellas me enseñan.
El mundo siempre me ha parecido más bonito cuando cantan Sabina o Nacho.
Si leo a Pizarnik la jaula también se vuelve pájaro.
He tenido noches canallas pero Javier Egea las superó todas con su poema.
Amy nunca ha muerto y el negro es mi color favorito.
De todo este desastre, el mejor arreglo lleva sus nombres. Podría hablar de suerte pero creo en ellas.
Y ese edificio es amistad.
Y este texto, un intento vano de poner en palabras todo lo que os quiero.
Diecinueve días. Preparad las tropas, volvemos a la carga y nosotras seguimos disparando balas.
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