Mrs Dalloway
El
amor siempre me ha parecido un atentado terrorista en mitad del pecho.
En
noches de Gloria era más amargo el sabor de tu pena.
Enjaulaste
al pájaro de Alejandra para establecer tu libertad.
Cabrona,
que bonito sonríes y cuanto te duele hacerlo.
La
primavera anticipada fuiste tu comiéndome la boca.
Los
restos de mi muerte paseaban de tu mano y la inocencia perdida se encontró
conmigo, y yo, sin saber que te buscaba a ti.
Trepar
tus trenzas fue hacerme kamikaze. No soy de subir cimas tan altas si no me
dejas estrellarme en tu cama.
Diego
Rivera fue tu columna Frida.
A
Chavela Vargas se la encontró riendo Sabina.
-
Llorona, ¿una copa?
-
A los dos nos sobran los motivos – Brindaron.
La
francesita rubia ya se había ido antes de que Leiva decidiese apartarla.
París
se hizo de noche.
No
sabía que le esperaba una Hermosa taquicardia de melena negra en Madrid.
Morir o
matar es indistinto Nacho. Lo he averiguado tarde.
“¿Quién
va a salvarme a mi de mi cabeza?”. Pero tú estas en ella.
Eres
una putada y eso quizá sea lo más bonito que nunca te he dicho.
“¿Qué
me das y que te debo para cerrar este juego?”.
No seas
mediocre. Ella baila sola, hace varias copas que no se acuerda de ti.
El
desgaste de los años se me hace pequeño comparado con el emocional, Serrat vuélveme a
cantar “Lucía”.
Yo
también tengo un nudo en la garganta hecho poesía Lena. Pero no se cuanta
melancolía se le acumula a él.
De
sobra sé la que se acumula en mi muñeca derecha, y esta grabación es la setenta
y cuatro pero yo pedí amor muchas más veces.
Cincuenta
años desde que Horacio y Lucía se amaron en “Rayuela”.
Y aquí sigo, agradeciéndote Cortázar que nos
regalases a todas las que compartimos nombre con tu protagonista apodarnos “La
maga” y en consecuencia el complejo.
Si me
preguntan por ti: no me acuerdo.
Pero el
amor siempre me ha parecido un atentado terrorista en mitad del pecho y no lo
querría de otra forma.
Que le
jodan a la poesía cuando te devoro el cuello. Sé hacértelo lento, pero es que a
veces necesito el impacto.
A
veces, necesito tantas cosas que nunca cuento.
A
veces, me has contado tantas cosas que no necesitaba oír.
Yo no
voy a volver por nadie, pero tampoco nadie volvió a por mi.
La
tristeza se ha follado alegría, y ahora, vas a tener que perdonarme si “lo
niego todo.”
Entiéndeme,
no es que esté triste, es que me acuerdo.
Y
Joaquín, también.
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