"Colita" tendrá mil acepciones pero solo tú y yo conocemos la nuestra, Bala.





Pero resulta difícil seguir queriendo a alguien que sabes que ya no te quiere.


                                           - Suave es la noche (Fitzgerald)






No creo que haya sido una perdida de tiempo.
Pero tampoco creo que exista ninguna posibilidad de revocar esta decisión.
Incluso me parece, que tampoco quiero. En el fondo de mi ser, sé con certeza que esta vez sí es la correcta.

Voy aprendiendo que esto de las decisiones es algo complicado.
Madurar tiene una parte que parece consistir en ceñirse a lo decidido y no vale cambiar cuando flojeamos o echamos de menos y ese sinfín de cosas tan humanas.

Así que supongo que no me queda otra que seguir recordándote con algunas canciones que saltan de repente y otras las elijo con premeditación y alevosía.
Recordándote a ti y a la versión idealizada que yo tenía sobre todo de nosotros.
Leerte algunos versos en voz alta como si el aire pudiese aproximarlos a tu oído,
Y, escribir, como siempre he hecho, hago y haré.
Pero no es a ti, te lo prometo, y esta vez, va enserio.
Es mucho más a mí. No imaginas cuanto crezco y curo en papel.
Me parece que alguna vez igual te lo dije, y era verdad. Es mi manera de aclararme las ideas tan locas, arremolinadas y contradictorias que revolotean por mi cabeza a una velocidad apabullante.
Bueno, miento. La mayoría de las veces no aclaro nada pero limpio.
Incluso tiro la basura un poco si entendemos como basura todas las emociones que si no se expulsan, se enquistan.

Y eso. Que hay días en los que te echo un montón de menos.

Soy consciente de que hay muy pocas cosas que pueda echar en falta realmente porque si dejamos caer el velo de idealización con el que yo acostumbraba a cubrirnos, quedarían:

Charlas de resaca tonta y las risas. Porque nos reíamos mucho amaneciendo bien jodidos y con baños de bahoooo o baho o bao.
Las fotos moribundos.
Los audios alelados. Cambio y corto, o, corto y cambio.
Mi mote joder, me molaba mucho como me tenías guardada en la agenda.
Y finalmente, las videollamadas en verano para comentar videos de Youtube. O, las videollamadas en general.

Si a todo esto, que es lo único verídico y sin adornos, le meto poesía, entonces también nos quedan:

Charlas interminables de madrugada,
Amanecer en los parques,
Madrid en todas sus versiones, calles y esquinas,
Margot y Lady Madrid por ahí de fiesta,
Tú cama

Y varios elementos más que quedan muy bonitos para una literatura ficticia en la que casi parece que hablo de una pareja, amante o follamigo que nunca ha sido absolutamente nada de eso pero tampoco ha dejado de serlo. Me sigues ¿verdad? La cuestión es, que, ya ves tú, he tenido varios días para mirar el mar y el mar siempre me pone melancólica.

¿Sabes otra cosa? Me hubiese encantado follar contigo más. Mucho más.
Hay días que pienso en ti y me entran unas ganas enormes de mandarte la dirección de un hotel.
Que vengas. Que no me preguntes ni me sueltes el discurso de siempre para que yo no tenga que soltarte el mío de siempre.
Que aparezcas y ya. Y follar toda la noche. Y por la mañana. Y hasta que nos hartemos.

Con todo lo que hemos hablado, porque madre mía, lo que hemos hablado, ¿Cómo no hemos conseguido alternarlo con toneladas de sexo?
Hablar,
Follar,
Fumar,

Hablar para dejar de hablar y gemir y que me toques y que te toque.
Follar y luego fumar y fumar y follar a la vez
Y antes y después y otra vez.
Vaya ojitos loca mientras me tirabas del pelo siempre lo imaginé contigo.

Esta entrada esta resultando un poco a modo diario y algo diferente a lo que suelo hacer.
Me he sentado con mis libros y el ordenata en una terraza frente al mar y esto es lo que ha pasado.
Pero como siempre digo, este blog es mi casa y en mi casa mando yo.

No creo que volvamos a vernos. O quizás la vida nos cruce de repente un día, muchos años más tarde en una calle del centro.
No tengo ni idea de nada, excepto de que nunca te leíste el libro que te regalé, o lo que me dijiste en aquella nota de voz.
Eso, y que cuando nos miro a través de mis poemas, de las letras, las cartas de cumpleaños infinitas, el tiempo y el amor que invertí en ti, me doy ternura y me arropo y me entiendo porque al fin y al cabo, lo único que hice fue pecar de necesidad.
Necesidad de ti y de idealizar todo tanto que casi pareció algo de dos y hasta preciado.

Joe, siempre que escribo sobre nosotros hay ciertos posos de dulzura y no pretendía eso.
Porque sinceramente, no creo que te merezcas absolutamente nada de mi.
Pero a pesar de todo, hay algo que he opinado desde chiquitita y probablemente moriré opinando igual:
Cuando se ha amado tanto, nunca se olvida del todo. El amor se transforma, pero no se olvida.

Por dónde vayas y con quién vayas, ojalá estés bien y seas feliz.

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