PASA LA VIDA.







Pasa la vida y no has notado que has vivido.

                                       - P.Negra




 
Hemos vuelto a la terraza de la calle Bailen.
Otra vez es verano y hoy el viento sí soplaba.
Las luces vestían a Madrid y hemos vuelto a soñar de noche.


Juan contaba las anécdotas del Bocaccio,
aquellas juergas hasta las tantas,
las salidas del teatro después de dos funciones consecutivas a horas intempestivas,
los viajes en coche de la compañía,
la canción de Victor Manuel,
la vida del cómico; en definitiva.

Jorge se jubila, por fin.
Creo que lleva toda una vida esperando este momento.
Tenemos que ir al concierto de Nacho Vegas, se lo he recordado.
Seguirá con las jornadas contra la tortura,
empezará el curso de matemáticas y física,
me ayudará, como siempre, con el segundo libro.
Hoy Jorge estaba contento y a mi, eso, me ilusiona.


Carlos ha llegado puntual,
Carlos siempre está en los lugares dónde le esperamos.
Habla menos porque imagínate un abogado entre faranduleros.
Pero se ríe mucho,
Y guarda una mirada cómplice con la que puedo encontrarme cuando lo necesito.
A todos nos gusta cuidar de él.
Y a mi me gusta sentir que no habrá hecatombe mientras esté cerca.

Mamá,
Somos la extensión una de otra.
Es una sensación rara contemplarte y recordar la vida.
A veces te miro y eres el reflejo del tiempo,
cuando éramos tres, cuando fuimos dos y uno, cuando ahora.
No te vayas muy lejos, nunca.



Otra vez es verano,
te echo en falta a chorros Papá.
Vas a perderte tantas cosas de mi y no sé en que esquinita estrellar la carta de reclamaciones contra la herida abismal de tu muerte.

Me he perdido muchas veces de su mano en estas calles como para no acordarme de él; que sí esta vivo, aunque yo decidí que no.
Y los arcos de la Plaza Mayor y El rincón del arte nuevo a veces me devuelven la mirada, como si también lo recordasen.

Hemos vuelto a la calle bailen como hace tres veranos.
Y hace tres veranos todo era parecido pero nada sigue igual.

Hemos acordado que repetiremos el cine de verano.
Seguiremos charlando del deseo y la añoranza
porque las madrugadas siempre han producido ese efecto en nosotros.


Quizás algún día vuelva a vestirme de chulapa y a bailar con Juan,
aunque Jorge ya no me acompañe a por el vestido,
ni Papá pueda echarme sobre sus hombros cuando me entre el sueño,
ni Mamá vuelva a lucir el vestido blanco de flor azul.

Quizás Carlos me enseñe a montar en bicicleta
Y monte conmigo el día que conduzca mi primer coche.

Después de cuatro horas de clase de interpretación,
he vuelto a la calle bailen,
con vosotros,
y,

pasa la vida,

pasa…

Pero vosotros.
 

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