QUÉDATE A DORMIR.



















Me encanta Midori.

De verdad, no sabría explicarlo mejor.
Es algo así como que la siento muy cercana a mi.

A veces cuando habla o se comporta de una manera la entiendo joder.
Como si el autor estuviese describiendo a una chica que yo también conozco.
A una chica con la que me gustaría coincidir.

Esto me encanta de los libros ¿no os pasa?
Que tantas veces desearía que algunos personajes saliesen de las hojas y tomasen vida.
Poder ir a buscarles.
Hay tantos personajes que me dejan sola y vacía cuando acabo el libro.

Watanabe también me cae muy bien.
Entiendo porque le gusta a Midori.
Es verdad que me recuerda un poco a Holden Caulfield.

Obviamente Muramaki se ha leído El guardián entre el centeno.
Holden Caulfield es uno de los primeros personajes que me dejo la mayor sensación de vacío cuando acabé el libro.
Me hubiese ido a buscar a Holden al fin del mundo.

En fin, bueno, queda claro que El guardián entre el centeno es probablemente mi novela por excelencia. Pero es por él. Es por Holden.
Y a Holden os prometo que nunca sabré describirle. Jamás.
Es una sensación. Millones de personas en este mundo se han leído este libro.
O te ocurre o no. Y a mi me ocurrió y muy fuerte. Todavía tampoco sé decir el qué.

Pero venga, que me disperso ooooootra vez.
Aquí estamos hablando de Midori.
Joder, que …. La quiero. Jajaja. Es eso. Me gusta Midori, me gustaría que existiese.
La entiendo perfectamente incluso aunque Watanabe todavía no lo haga.
¿Qué narices tendrá reservado Murakami para el final? Quiero algo bueno para ellos.
Pero quiero algo bueno para ella porque es ese tipo de personajes al que me gustaría abrazar y decirle: “tía, sé exactamente de lo que estas hablando.” Y no voy a poder, asique más le vale a Haruki portarse bien y reservarle algo bueno.

También me gusta mucho la relación que Midori y Watanabe tienen. Son amigos de momento pero, yo que sé. Molan mucho.

Mirad, no voy a saber explicarlo asique directamente dejo algunos fragmentos por aquí.
Y si os soy sincera me encanta esto de no poder explicar algunas cosas con palabras.
Y que algunas de esas cosas sean las que producen las historias de los libros.
Me encanta cuando eso sucede.

Jo, lo único que me fastidia es que me queda muuuuy poco para acabarlo y me conozco… ¡les voy a echar de menos fijo!

Espero que estéis bien,

L.






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