SABREMOS NUNCA QUE LO HICIMOS.













Os imagináis que de verdad existiese eso de las conexiones? Hoy lo he pensado un montón.

En realidad no sé porque, tampoco creo que nadie haya encontrado nunca la respuesta a esa conducta algo “sado” de estar triste o un poco nostálgico/a y ponerte en bucle canciones que acompañan ese sentimiento hasta casi acabar peor de lo que estabas.

Con la misma poca lógica aparente de esa conducta que solo podría explicarse con un cierto regustillo o enganche por el dolor, con esa misma poca lógica he pensado hoy en las conexiones.

Yo a veces, en días así, o me lo paso tirada en la cama con canciones sin hacer ni el huevo o me acompaño de centenares de libros, dibujo cosas algo depres, puede que escriba y siempre la música de fondo.

La cuestión es que cuando estoy así pues pienso en cosas o personas. Tampoco sabría deciros exactamente qué pienso, digamos que es algo así como que están en mi cabeza.
Purulan por ahí y evocan emociones.
Entonces se me pasan ideas por la cabeza y es curioso porque yo misma luego pienso, tía Lu, estas fatal de la chola. Y me río. Me río en el sentido de que digo, pues obviamente hay un uno por ciento de posibilidades de que eso que estas pensando pueda pasar y luego hay otro uno por ciento de que tú lo hicieses.

Os voy a explicar mejor esto.

En lo referente al primer uno por ciento, hablo de que se me pasan cosas por la cabeza como que mientras que yo estoy así, con un cigarro y una canción de fondo, algo nostálgica, alguna de las personas que se están habitando mi cabecita en ese momento este exactamente igual que yo y ya puestos yo también esté habitando su cabecita.
Y a mi a veces me gustaría que esa especie de magia sucediese.
Es una magia como esta del blog. Yo comparto y solo sé que número de ojitos se han perdido por aquí pero no tengo posibilidad alguna de saber quién.
Pues con esto sería parecido.
Yo te pienso y tú me piensas y ninguno de los dos sabremos nunca que lo hicimos.


Dentro de ese primer uno por ciento también está el pensamiento de que en caso de que esa magia se diese, sería bestial que una de las partes tuviese el valor de mandar un:

“Sabes, estoy pensando en ti”.

Yo mandaría eso creo. No me pondría muy filosófica. No intentaría inventarme excusas. Tampoco intentaría encontrar una frase ingeniosa.
Me gustaría simplemente tener el valor de ser sincera.
Y tú vete a imaginar lo que sería recibir un mensaje así cuando la otra persona está exactamente en la misma situación que tú.
Creo que sería uno de esos momentos que te vuelven a reconciliar con el amor y con el universo.

El otro uno por ciento del que hablaba, ese en el que digo que existe solo un uno por ciento de posibilidades de que yo lo hiciese, y probablemente existe más bien un 0,00005 (por eso de nunca decir nunca) es precisamente lo de escribir ese mensaje.
En primer lugar porque toda la vida he sido una kamikaze y tan, tan, tan jodidamente romántica que nunca he tenido problema con eso.
No con una frase, llegué a escribir tantas que hice un libro…imaginaos.
Quiero decir que en el amor, cuando ha sido real, y esas se pueden contar con los dedos de una mano y suelen sobrar, siempre fui instintiva y pasional y nunca lleve como lema eso de “ahora es su turno” o “voy a hacerme la dura”.
Ya, puede que la dignidad debiese haberla conservado más pero yo he sido de esas chicas que con el amor, he preferido actuar siempre visceralmente, y con los sentimientos por bandera y por delante.
Las movidas estas de “me gustaría escribirle tal pero no puede ser porque tal” no han ido nunca conmigo.
Esto es aplicable también a las escenitas nocturnas, los gritos, las peleas, las idas y las venidas.

Osea he llevado el pack completo siempre. Intensita a reventar en todas las facetas.
Javier, os podría dar buena Fe de eso.

Pero bueno, que me voy por las ramas. A lo que me refiero con ese 0,5 por ciento es que a día de hoy, no parece que ya lo haga más.
Me gusta la frase de C tangana.

Hay dos cosas en la vida que están claras. La muerte y el amor. Y os dan miedo las dos.

A mi nunca me dio miedo el amor. Sigue sin dármelo. No os voy a mentir.
Pero es que eso del:

“Sabes, estoy pensando en ti”.

Ya lo hice en su momento con otra frase:

“Te echo de menos.”

Es decir, que a día de hoy si no lo hago es por muchos factores.
El primero porque tengo la certeza de que yo no ocupo la cabeza de la otra persona.
En segundo lugar, porque yo también me he cansado de pelear y que no peleen por mi.
Demasiadas veces he sido ya Julia Roberts en Notting Hill, la chica delante del chico pidiéndole que la quiera.
Y el papel esta guay cuando la otra parte te manda a pastar y luego se recorre todo Londres en un coche hasta colarse en la rueda de prensa y básicamente decirte que ha sido un tonto y que si te replantearías quedarte aquí. (Por supuesto para quién haya visto la peli, esa frase y ese replantearte quedarte aquí implica muchas más cosas. Esa es la maravilla).

Pero cuando te mandan al pasto, te sales de la librería y encima con suerte a lo mejor lo que te manda el otro es la invitación a su boda, pues oye, igual acabas de ser Julia Roberts hasta los mismísimos.
(mientras escribo esto me estoy riendo… os juro que a veces pienso que gracias a dios que saqué el sentido del humor de mi padre, y que por lo general, creo que muchas veces, de ahí viene mi fuerza. De poder ponerle sentido del humor a los avatares de la vida.)

Vale, bueno, que me enrollo como las persianas, que barbaridad.
Los que me leéis flipareis con estas cosas en plan, joder esta tía si la conociese cara a cara y me la llevase a tomarnos algo, iría volando de tema en tema.
Y como se meta tres vino a partir del tercero se me pone intenta y a saber…

Pero no. Jo, os prometo que soy una chavala divertida y puedes hasta pasártelo bien de cerves conmigo. Enserio. Incluso aunque me vaya por los cerros de Úbeda.

En fin, pues eso, que sería muy guay que esa magia cósmica o esas conexiones de corazón, porque esas conexiones son de corazón ocurriesen.
Y sería bestial que mientras suceden, los miedos y los orgullos quedasen de lado, que e la única manera de amar en verdad y pudiésemos contárnoslo.

Ale, pues tras contaros estos pensamientos míos de Lunes, que menudo diiiiiita llevo hoy de cierta resaca emocional, voy a ver si me pongo a chapar porque estreno en Sept una obra de teatro y tengo ensayos veraniegos.
Y aquí, servidora hoy, se ha dedicado a los mundos de unicornios y no ha dado un palo al agua.

Si algo de esto alguna vez os interesa a alguien y no pensáis todos que soy una pequeña tarada, dadle una vuelta a esto.
Y como consejo (porque aunque a día de hoy yo no esté para hacerlo) si echáis de menos a alguien, o si no le echáis de menos pero simplemente le queréis a rabiar, lo que narices sea, me da igual, decidlo coño.
De verdad, las estrategias, el ayer él hoy yo, y toda esa mierda es solo eso. Mierda.
Ponedle a las personas que amáis que las amáis.
A las que echéis de menos que las echáis de menos.
No sé, me parecería precioso que alguno lo hicieseis y alguna vez me contaseis que me hicisteis caso y esa otra persona también estaba pensando en vosotros.
Me devolverías una cierta Fe, como ya os he dicho antes, en muchas cosas.

Yo lo he hecho toda la vida.
Ya os he dicho que el problema es que a veces he querido desmedidamente, si es que eso existe, y he peleado sin que peleen de vuelta por mi.
Ahora me quiero más como para ponerme en esos lugares.
Pero si no es vuestro caso, hacedlo joder.
Y contádmelo. Aunque sea de manera anónima. Me sacaríais una sonrisa gigante.

Os dejo algunas canciones que he estado escuchando hoy.

Buenas noches ojillos, os tendré que empezar a llamar así jaja..

Y mirad la luna. Mirad mucho la luna.

L.








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