TODO SE VA PERO ANTES SE TE CLAVA.

 

 

"Todo se va. Pero antes se te clava."

 

 

Ha sido extraño cerrar la casa de Valencia hoy. Decir: Hasta pronto. Cerrar la puerta y observarla como si dentro hubiese guardado un montón de anécdotas, emociones, personas... como si dentro hubiese guardado una vida y una historia de amor.  

Me he despedido de los vecinos. Despedirme no. Se me dan fatal las despedidas, no me gustan y además no es el caso todavía. Porque sé que volveré allí aunque no sé si para quedarme. Pero sé que volveré unos cuántos meses más para disfrutar del sol, de la ciudad, de todas las calas y pueblitos que me quedan por conocer, de la gente que allí queda y que guardo ya tan dentro del corazón. Sí, volveré con el corazón más fuerte y yo más sanota. Será como mi segunda ciudad. Y es que lo es. Porque ya tiene un cachito de mi corazón y cada vez ando más segura de que en eso consisten las ciudades. En guardar cachitos de nuestro corazón. Por eso se hacen importantes o por el contrario, son lugares de los que huir. Como tú. Que a pesar del esfuerzo, no conseguimos que la ciudad pudiese robarte un trocito de corazón. Les he regalado un vino a los vecinos. Hemos charlado de todo lo que haremos cuando vuelva y de que vendrán aquí a verme al teatro. Les he agradecido su cariño y su atención siempre; desde el día uno que llegué allí solita y con miedo y nos cruzamos en el ascensor. "Aiii eres nueva aquí? la nueva vecina? Cómo te llamas, en qué trabajas? esa es nuestra puerta. Tomemos un vino juntos pronto, aquí estamos para lo que necesites..." esa bondad y gratitud no se me olvidarán nunca. Les he despedido con un abrazo y al cerrar la puerta he recordado aquella primera cena de inauguración con ellos y contigo. Cena de parejas. Cuántas espectativas tenía puestas yo allí. Cuántas cosas imaginé y quizás fue un error hacerlo como si fuese el deseo de los dos y tal vez solo era el mío.

Pensaba, aquel día que tú y yo preparamos las cositas de la cena, emplatamos, elegimos los entrantes... pensaba en cuánto me gustaba como lo colocabas todo. Tu gusto y elegancia. Sonreía tontamente cada vez que encendías velitas para acompañar en el salón. Estaba todo perfecto y me gustó hacerlo contigo. Tenemos gustos similares pensé. Luego observándonos desde fuera mientras los cuatro cenabamos y tú hablabas y yo silenciosamente en mi cabeza creía que era el comienzo de un futuro juntos. Que de esa ciudad y esa casita haríamos un hogar en el que ser felices. Los vecinos serían la primera pareja de amigos que nos haríamos. Luego vendrían más de tu trabajo y el mío. Poco a poco decoraríamos la casa, surgirían viajes, más y más amigos en común y planes y aventuras. En esa cena de cuatro, pensé, esto es solo el comienzo y soy la mujer más afortunada del mundo de empezar la vida contigo. Te miraba y me derretía. Eso siempre me ocurrió al mirarte. Nunca, ni un día deje de verte el chico más atractivo del planeta. Y eras mi chico. Me da tanta pena pensar en mi allí, hasta arriba de ilusiones y esperanzas que, nunca sucederían. Y no es culpa de ninguno. Sé que no. Pero porqué no salió asi? Estuvimos tan cerca...no?

Hoy al llegar a Chamartín había tanta gente a la salida esperando a familiares, parejas, amigos... y por un instante, ni si quiera sé porqué narices se me ha ocurrido esa estupida idea, me he puesto a buscarte. Sí. como si de pronto fueses a gritar mi nombre porque me echabas de menos. Porque no ibas a despedirte dejándome en un mensaje (con el cliché de las narices ese que odio de no eres tú soy yo - que es el que usaste- ) y el día del cumple de mi padre sin cont a nada después, sin si quiera leerme. No. No podías dejarlo así y habías aparecido porque sí. Porque no hay más razón a veces que el amor. no hacen falta argumentos ni explicaciones.Porque sí. Me he sentido tan ridicula teniendo esa esperanza guardad en el pecho que he mirado y te he buscado. Te he buscado sí. Pero lo he hecho con disimulo. Como si alguien fuese a darse cuenta de que busco un fantasma y lo hago como si verdaderamente existiese la posibilidad de que estuviese mi fantasma. Luego, en la parada de Taxis he pensado que eso jamás habría pasado actualmente. Pero es que la realidad es que tampoco hubiese pasado antes. Puede que esa sí fuese una de esas cosas que pesaban demasiado entre nosotros. Lo diferentes que somos a la hora de amar. Yo, hubiese estado siempre en la salida esperando. Igual que estuve en la estación aquella vez solo para darte un besito diez minutos y corrí y corrí hasta llegar. Tú, nunca hubieses corrido, cogido un metro, un autobús o incluso a un amigo con su coche: "Vamos que llega hoy mi chica. Tengo ganas de verla y además así la conoces". Me pongo un poco triste al escribirlo porque después de un año, sé, que efectivamente eso jamás habría pasado. Tal vez con otra chica te suceda. Eso también me pone super triste. Pero conmigo no pasaba y menos aún hubiese pasado hoy.

El amor es algo parecido a que te vengan a buscar a la salida del trabajo dice la peli. Pues hoy, me he dado cuenta de que para mi, el amor es algo parecido a que te vengan a buscar a todas las salidas de aeropuertos, estaciones... que estén allí, en las puertas que indican: Llegada. Esperando para recogerte. Papá siempre lo hacía. Y desde que él se fue, nadie ha vuelto nunca a esperarme en la puerta de llegada. Nadie ha vuelto nunca a recibirme. Pero yo sé que algún día sí. Enserio, va a pasar. Y puede que tú lo leas y pienses que soy una ilusa. Y puede que lo sea. Pero no voy a dejar de serlo. Porque es una de las cosas que más me gustan de mi. Nunca pierdo la ilusión y la esperanza. Incluso cuando lo hago. Porque vuelve. La recupero. Y ni si quiera sé cómo. Simplemente sucede. Pam. Magía. 

Nos queremos Luchi. Nos queremos.

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