MI MURO DE BERLIN.

"Para qué el dolor.
Para qué." - M.G.Alba
 




Te he llamado desde el otro lado del muro.
Un muro de fracasos y cigarros que no encienden.
He congelado mis besos y te los guardo en los momentos que ya no tendremos juntos.
Me gustaría que el insomnio no significase pensarte, llorar a escondidas detrás de las puertas, ni dejar de creer las promesas que otros hacen.
Busco un planeta donde tu no coexistas conmigo, donde no seas capaz de regar las flores que nunca me compraste por los aniversarios que jamás celebraremos.
Pensar que la luna se ha cubierto de Gloria en tu boca, por venderla tantas veces.
Pensar que yo no me cansaba de aceptarla.

Me puedes hacer despacito el amor hasta que lo entienda.

He descubierto un campo de trigo y jugaremos allí a ver quién consigue quemarlo antes y luego nos castigaremos con la culpa de ser tan brutos y salvajes y siempre cobardes.
No sabes cuidarme te reproché una mañana de Domingo y tu me hiciste dos trenzas:
“Muñeca, tu tampoco sabes cuidarte.”
Pues claro, si lo supiese nunca me habría ido contigo al fin del mundo, ni a la vuelta de la esquina.
Me quite las bragas ciento cinco veces y no entendías que ciento cinco veces te estaba dando el corazón.
Que fácil fue hacer cruz y raya; la primera cada vez que dormías en otras camas.
La raya, en los baños donde me olvido.
Hay trocitos de cielo en cada poema que te escribí y cuando leo se nublan.
Eso de llegar a conocerse me resulta tan extraño como pensar en todos los hijos que si estuviésemos juntos nacerían muertos.
Hoy llevas zapatos nuevos y las mentiras de siempre, que guapo estas canalla.
Me quise llamar Marea pero no bailo igual contigo que sin ti y tuve que volver a ser Lucía.
Me subo a tarimas de cubos de basura a bailar de noche, ahí tienes mi suicidio, firmado y sin postdata.
El día que me quede sin renglones en papel donde taconear será que ya no tengo voz y me sentenciaré guapa, triste y huérfana.

Veras, he atardecido y no se como es una puesta de sol.

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