EL HURACÁN 72




"a veces había algo que decir." -  (Hablando de Marlén). Nacho Vegas


 
La lluvia rompiendo cristales.
Repiquetean las gotas en el alfeizar de esa ventana desde la que escribo.
Me encanta el sonido a Madrid llorando y me gusta la soledad de los patios interiores.
Me gusta imaginar que alguien escurre una lágrima en el silencio de su almohada, alguien duerme feliz, alguien no puede dormir, alguien abraza muy fuerte a otro alguien a su lado y alguien fuma poniendo en papel versos sin sentido que se llevará la madrugada después.
Mamá me ha dejado cinco libros para paliar el desastre por dentro.
Reposa la noche.
Mamá me ha visto volver subida en tacones con una botella en la mano y no ha hecho falta preguntar desde dónde ha sido la caída esta vez.
Otra calada.
Hoy sonará Nacho Vegas antes de que se apague la luz.
Comparto conmigo mi propia derrota y la victoria del reencuentro en una novela.
Comparto cama con la chica buena cuya casa bordeaba la autopista que a veces esta triste y otras no tanto.
Me acaricio los agujeros negros por los que hubo un tiempo en que amé.
Los Domingos son melancólicos porque yo los hice así.
La vida girando en espiral por el pecho.
Me siento a escuchar las tormentas porque siempre he creído que la que llevamos por dentro debe sonar de una forma parecida.
En mi cama los libros de quién se duele a deshora.
En mi cama no hay hueco para más gente rota que yo.
Suena Nacho.
Es Domingo.
Y los Domingos mis párpados cayendo también se antojan guillotinas.

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