MI BARQUITO DE PAPEL
" En el último peldaño
de mi escalera de versos,
habré de quedarme un día
silenciosamente muerto.
¡Ya están rondando mi casa
las aves de mal agüero!
Detrás de mi caja negra,
llorando mi propio entierro,
camino del camposanto
irá dolorido el viento.
A nadie más necesito
en el fúnebre cortejo;
pero por piedad, hermanos,
después que enterréis mi cuerpo,
dadme nueva vida y forma
dentro de vuestro recuerdo.
¡Decidle a los corazones
que no estoy muerto, que sueño!
Poned una cruz humilde,
que hable de paz y silencio,
en el último peldaño
de mi escalera de versos." - MARCELO TORAL (Abuelo)
Hay tantas cosas que me gustaría
contarte.
Al final me hice mayor y note tu ausencia
en cada cumpleaños.
Logré enderezar la rama de mi vida que
descolgaba triturada el año en que nos dejaste.
Tú no pudiste verlo.
Abandoné lo de hacer potingues para cenar
y probé otros de diseño que yo misma consumí cuando los baños se vuelven
gélidos y la tristeza te mete un guantazo de primera.
Agradecí
que no pudieses ver eso.
Dejé de morderme el labio y comencé a
devorar libros para que la pena doliese de otra manera.
Eso te habría gustado.
A mi, me hubiese gustado que te diera
tiempo a recomendarme alguno.
Volví a escribir. Ya no eran cuentos
porque me molestaba no encontrar finales felices en ninguno. Fueron textos con
alguna tilde errónea y muchos sentimientos desordenados.
Se me desgarra algo por dentro, creo que
es la niña pequeña a la que dabas la mano y se peina la impotencia de que no
puedas leerla.
También me enamoré. Y no fui
correspondida.
Y el corazón se me quedo morado después
de ese puñetazo y la tinta me ayudo a solapar el abandono.
No todos los barquitos de papel son
recogidos por el aire.
Los míos llevaban el nombre de quién
quiso sentirse ajeno a mi llamada y se me perdieron por el suelo tantos versos.
Sigo discutiendo con Mamá, pero también
la descubro cada día de una forma nueva y me reconozco en sus dudas y en sus
sonrisas.
Echo de menos a Papá las veces que ya no
le tengo. Sin embargo he aprendido a decirlo y el tiempo se ha vuelto más
ligero.
¿Qué tal estas por ahí arriba?
Nica sigue tan preciosa como siempre.
Es mi flor favorita de nuestro jardín
aunque sus ojos siempre te añoran.
Dice que le falla la memoria a veces,
pero le es imposible olvidar ni uno solo de tus poemas.
No hemos dejado de brindar por ti.
Ya no juego a ser cenicienta en vuestro
salón y ahora lo suelo hacer por Madrid centro dejándome algo más que el
zapatito de cristal abandonado a horas que pasan de la media noche.
Volvería a jugar al escondite si supiese
que tengo alguna posibilidad de encontrarte.
Poeta, nos has dejado un poco cojos desde
que caminamos Gredos sin ti.
El maestro de las letras escondido en su
despacho.
Me ensañaste tantas veces a ganar al
solitario que ahora no duermo mal cuando abrazo a nadie.
Tengo una extraña melancolía de todo lo
que no nos dio tiempo a hacer.
Te escapaste antes de que pudiésemos sentarnos
en la chimenea a intercambiar opiniones de novelas, de poesía, del ser humano.
Ay muchachita, me decías.
¿Suena la guitarra de Rafa allí donde
estas?
¿Te llegan los besos de Jesús en papel?
Sigo viéndote cuando sonríe Marce.
Menchu te dibuja en acuarela color azul
cielo, baja un ratito por aquí.
Mamá tiene un invierno dentro del
ventrículo izquierdo desde que te dijo adiós.
La vida es esto, me dirías. Aprender a
despedirse.
Pero le he cogido miedo desde aquella habitación
blanca de hospital.
Sigo teniendo mucho frío cuando te
recuerdo tumbado en esa cama y unas ganas que se rompen impotentes por no
haberte abrazado mucho más. Mucho más fuerte.
No te lo lleves aún le gritaba a la vida,
pero la muerte es escandalosamente egoísta.
No encuentro código postal al que
mandarte mis cartas ni buzón al que lanzar este me faltas.
Poeta, te admiré con ojos de “muchachita”
inocente que tenía todo el futuro por delante.
Te viví tantos fines de semana junto a
Nica y nuestro Cine de Barrio.
Poeta, te admiro hoy, convertida en mujer
que se duele un abismo y medio algunos días.
Poeta, te admiraré después, cuando yo
también este cerca de reposar donde tu lo haces ahora.
Poeta,
Abuelo,
Te pienso,
Te recuerdo,
Te quiero.
Bellisimo y realista, es ese pellizco que no cesa, esa abismo que lo inunda todo. Y pese a todo y a todos la vida sigue. Mucha fuerza, somos supervivientes, heridos, estamos de paso. Un gran abrazo.
ResponderEliminarInfinitas gracias por un comentario tan bonito y lleno de realidad. Otro abrazo inmenso.
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