LANCASTER GATE.
Hoy me lo he pasado genial.
No me apetece contar por aquí.
Últimamente no cuento tanto como antes. O
igual sí pero muchos detalles los omito.
No sé, da igual.
Me he acordado de ti al volver a casa.
De ti que llegaste a ganarte una letra
incógnita del abecedario porque por fin sentí que me volvía a gustar alguien
muchísimo.
Muchísimo.
También tuve miedos. Demasiadas cosas se
repetían.
Y en vez de ponerme triste, me ha entrado
un cierto cosquilleo al pensar que no está cerrado.
Que te he dado el nombre de letra “Y” - y que además, no puedo evitar pensar que si
nos volvemos a ver, cuando llegue Septiembre o cuando tenga que ser al fina y
al cabo, porque no sé cuando será, creo que ambos compartimos esta sensación de
haber dejado algo a la mitad.
Algo que molaba muchísimo.
Y yo que sé. Igual es solo que estoy
bien. Dentro de mi montaña rusa estoy bien.
Igual es solo que sentir que volví a sentir
(sorry por la repetición) muchas, muchísimas cosquillas contigo en el estómago me
mola.
Y al final, supongo que es lo de siempre;
tener la sensación de que es el final de algo puede ser un alivio pero también
suele ser doloroso.
Mientras que esa sensación de que las
cosas se quedan en un “Próximamente”… eso tiene su morbo.
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