MALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS.
Las gotas de lluvia golpean las palmas de mis manos.
Retumba soledad.
Sigo delante del mismo espejo,
cepillando los mismos mechones de pelo,
mirando la misma cara que odio,
y,
La valiente hija de puta se atreve a devolverme la mirada,
pensando,
en el mismo de siempre.
Se me astilla la boca cuando quiero gritar tú nombre y me duelen las heridas que me abro para aceptar el silencio de tu perdida.
Recordar, ¿No es lo mismo que olvidarse de olvidar?
Recordar (te), es jugar con la pistola a ver quién es el primero que tiene huevos a apretar el gatillo dentro de la boca.
Sonreír siempre ha sido la forma más barata de ocultar la raja en el estomago,
la úlcera en el alma,
lo putrefacta que estoy.
Mis dibujos preferidos los hice con la sangre de mis muñecas,
Papa y Mama dejaron de aparecer cuando me dolieron más que los propios cortes.
La niña, que se hizo calavera y todos se confundieron con mujer.
La niña, de larvas en la garganta es muy sociable.
La niña, que guarda el cordón umbilical en la mesilla de noche no quiso nacer.
La niña, se rompió de pediros tantas veces que si la ibais a tirar contra el suelo, le ayudaseis a levantarse.
La niña, que nunca fue niña, me dijo ayer, que si alguna vez estuvo viva,
vosotros la matasteis.
Comentarios
Publicar un comentario