EDIPO REY
“Saben que he
vivido muchas guerras, saben que he muerto cientos de veces.
Pero incluso con
la cabeza cortada te dedicaré mi último pensamiento la próxima vez que muera.”
- Angélica Liddell.
Tu indiferencia.
Hacer hogar a tu distancia.
Construí el muro de Berlín el día que me dijeron
“respira”.
Lo de encariñarme contigo fue solo la forma de poder
tirarme a la basura por mi propia inercia.
Lo de mentir al decir que fue solo encariñarme, es
directamente la basura – habitual.
Me hago de día y de noche con la misma facilidad con
la que me hubiese quedado a vivir en tu abrazo.
Aquí, hay veces que estoy más viva que nunca.
Pero, hablando de morir:
Aquí, no sintonizo Extremo. Ni suena el tercer
movimiento antes de comerte el cuello.
Al final, dulce Introducción al caos, como siempre.
Tengo adheridos cristales en los pies, ¿No te lo
avisé? Soy frágil.
Si no me quieren me rompo.
Pero ahora me pongo la falda con vuelo, por si decido
emplear la cabeza.
Lo del maquillaje era solo para correrme más guapa.
“Que te follen, capullo.” – grito. Es la forma de
pedirte que me dejes hacerlo a mi.
El grito, es la forma desesperada de explicarte cuánto
hecho de menos hacértelo.
No es mentira llamar terror a que no vuelvas.
¿No es el miedo a perder(te) otra forma de decir “te
quiero”?
La angustia es la cárcel en la que habita mi cuerpo,
mi médula lleva rota mucho tiempo.
A veces mis ojos se agrietan cuando llamar a tu
puerta no es una opción, y reconozco que siempre miro en negro, porque no tuve
la suerte de tenerlos azules, o verdes, pero el punto de vista desde el ángulo
de la cama en el que tú estabas a mi lado siempre fue color alegre.
Y entonces, si el tiempo es la distancia más larga
entre dos lugares, ¿Dónde quedamos el uno del otro?
Me abrieron una brecha al nacer y nunca supe quién
fue.
Luego unas manos huérfanas me hicieron vomitar
sangre hasta quedarme sin bilis.
Trato de decirte que me partieron el corazón.
Nunca podré estar entera porque soy los pedazos de
mí que se perdieron por el camino.
No creo que te sorprenda, a ti te deje quitarme todo
y después la ropa, para verme de cerca.
Ahora, tengo asumido que mi color favorito es de
luto, y me favorece.
Ahora,
Que me tengo asumida,
Ahora,
Que aún averiguo como firmarme la paz,
Ahora, no te alejes demasiado, aún a sabiendas de que
jugando a Edipo, puedo arrancarme los ojos y aún así sé encontrar tu olor.
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